La tarde de los milagros

La última vez que San Lorenzo le ganó a Newell's fue para salvarse del descenso, en 2012. Gigliotti y Bueno fueron los goleadores del emotivo 3-2.

Romagnoli, Gigliotti y Bueno abrazados tras el último gol. El Pipi, con lágrimas en sus ojos.

Romagnoli, Gigliotti y Bueno abrazados tras el último gol. El Pipi, con lágrimas en sus ojos.

San Lorenzo eligió bien cuándo ganarle por última vez a Newell's. No fue un partido más. No. Fue uno totalmente decisivo para la historia del club.

El Ciclón llegaba a la fecha 16 del Torneo Clausura 2012 en zona de descenso directo. Había perdido el fin de semana anterior 1-0 con Unión y los número lo obligaba a sumar de a tres.

El club estaba en llamas. Además de los problemas futbolísticos, la mala gestión por parte del presidente de turno, Carlos Abdo, dejo a San Lorenzo al borde del nocaut.

Aún así, la hinchada nunca abandonó. El Pedro Bidegain registraba un lleno en todos los encuentros, y el 27 de mayo, con Newell's, no fue distinto.

Con la imperiosa necesidad de conseguir una victoria, el Ciclón, dirigido por Ricardo Caruso Lombardi, saltó al cesped del Nuevo Gasómetro con esta formación: Pablo Migliore; Pablo Alvarado, Nicolás Bianchi Arce, Jonathan Bottinelli, Walter Kannemann; Julio Buffarini, Néstor Ortigoza, Enzo Kalinski, Gonzalo Bazán; Juan Manuel Salgueiro y Emmanuel Gigliotti.

Todas las probabilidades estaban en contra de San Lorenzo. Newell's llegaba al Nuevo Gasómetro con 28 puntos, uno menos que el puntero Boca. A la legua se notaba que iba a ser un partido sumamente difícil para el local.

Comenzado el encuentro, solo bastaron 14 minutos para que los rosarinos se pongan en ventaja gracias a Pablo Pérez. Encima, el combo se agrandó cuando, a los 30, Fabián Muñoz ensanchó el marcador. No había terminado el primer tiempo y la situación era crítica. Los futbolistas se fueron al descanso 2-0 abajo. 

Algo habrá pasado en ese vestuario, porque todo cambió con un cerrar y abrir de ojos. Tan solo 5 minutos después de comenzado el complemento, Gigliotti descontaba para el Ciclón con una palomita, la primera de aquella tarde. Los de Boedo no aflojaron y, para los 54 minutos, Charly Good (o en español, Carlos Bueno), también de cabeza, había empatado el partido.

Pero el empate no servía. Había que ganar. La gente gritaba, cantaba y hasta lloraba. Las tribunas del estadio, repletas, no paraban de alentar. El milagro llegó a 3 minutos del final. Una genial jugada del genial Romagnoli derivó en un centro ejecutado por el mismo 10, y el Puma Gigliotti terminó con el sufrimiento con su segunda palomita de la tarde. Fueron tres goles de cabeza. Y la hinchada, de la cabeza. El Ciclón vivía un día más para contarlo.

El resto es historia, como se suele decir. San Lorenzo siguió sufriendo tres fechas más, logró aferrarse a la promoción y, allí, superó 2-0 y 1-1 a Instituto, que tenía ansias de ser de Primera. Pero de Primera era y es San Lorenzo.

 

Pedro Carbone

@carbone_pedro

Periodista y redactor de Mundo Azulgrana // Hijo de Dios ☝️☝ La gloria para Él

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