El último grito camboyano en el sur

El 21 de diciembre de 1986 San Lorenzo visitó a Temperley, en momentos que se encontraba sumergido en una grave crisis institucional y financiera. Ese equipo parecía que andaba mejor cuantas más crisis atravesaba. Prácticamente, sin cobrar sueldos ni premios, haciendo colectas para comprar indumentaria y concentrar. Así convivían los jugadores del plantel superior.

Aquella calurosa y pegajosa tarde, el equipo que dirigía “Tito” Carotti se presentó ante el gasolero con Chilavert; Malvárez, Marchi, Luongo y Gugnali; Siviski, Giunta, Ortega Sánchez, Madelón, Ahmed (Fernando Calbanese) y Frutos (Ricardo Fabián García). Con la vital ausencia de su delantero estrella Walter Perazzo (lesionado) y de su insustituible marcador izquierdo Alul, San Lorenzo planteó un partido combativo en el que sobresalió el león en el medio que era Giunta y la inteligencia para los contrataques de Ortega Sánchez y Madelón.

El partido parecía que iba a morir en cero por la anemia de gol azulgrana al no tener a Perazzo. La suerte incluso había ayudado al Ciclón, cuando a los 20 minutos del complemento los locales desviaron un penal que se estrelló en un poste. Sin embargo, faltando 13 para la conclusión, un tiro libre al área de Gugnali fue conectado por Giunta a la red, ante una mala salida de Castagneto (arquero con malas actuaciones y que, incluso, dos años después fue contratado por San Lorenzo), otorgando a los Santos el gol del triunfo. De forma milagrosa, San Lorenzo cerraba el año a una sola unidad del puntero Newell's, inaudito por los males que atravesaba la institución.

Una semana antes de este partido había ganando las elecciones en San Lorenzo Fernando Miele, encarando la dura tarea de levantar a un club que parecía no salir de las constantes crisis. Los problemas eran tantos que se cuenta que incluso en este partido ante Temperley, ante la falta de camisetas para completar los 16 jugadores, los directivos debieron solicitar en las tribunas a los hinchas las indumentarias respectivas faltantes. Todo un síntoma de unos años solo para recordar por el coraje de un equipo milagroso.