#30N: San Lorenzo no se vende
Hace diecisiete años la Asamblea de Representantes aprobaba el acuerdo con ISL fogoneado por Fernando Miele. Los cuervos que se manifestaron en contra eran reprimidos violentamente por la Policía..
El objetivo de la empresa suiza ISL consistía en adueñarse de la representación de dos clubes de primera división, y de ese modo retirarse del fútbol argentino. Para eso, sedujeron al entonces presidente azulgrana, Fernando Miele, quien aceptó gustoso la idea de gerenciar San Lorenzo de Almagro.
La pasividad del primer mandatario no iba a ir de la mano con la actitud desplegada por la inmensa mayoría de los cuervos, quienes se encargaron de manifestar su repudio mediante movilizaciones, cantitos y banderas. "San Lorenzo no se vende", era el grito que se escuchaba en cada partido, en las puertas de la AFA o en Ciudad Deportiva. Sin embargo los directivos no quisieron entender el mensaje, y siguieron adelante con su cometido.
Lo peor no había llegado, ya que luego de algunos intentos fallidos, la Asamblea de Representantes pudo sesionar el 30 de noviembre de 2000. Un dia antes Miele había obligado a concentrar a sus asambleístas. ¿Cómo es eso? Sí, los representantes de aquel oficialismo pasaron la noche previa en la concentración del plantel profesional para evitar la presión del pueblo santo.
En ese contexto comenzaron a llegar las cuatrocientas personas que coparon la Avenida Perito Moreno. Del otro lado, y con la meta de frenar la resistencia, se apostaron cien policías, un helicóptero, diez patrulleros y tres carros hidrantes. Dentro del estadio las cosas no estaban mejor, la oposición acusaba al mielismo de contar con dos asambleístas truchos.
Las noticias no eran alentadoras, el Ciclón estaba cerca de quedar en manos privadas, los hinchas lo interpretaron e intentaron parar la reunión. La respuesta fue una represión policial indiscriminada que dejó un importante número de heridos. Mientras tanto, Miele y sus colaboradores festejaban su triunfo, el resultado de la Asamblea era de 41 votos a favor, 6 en contra y 13 abstenciones. En ese instante, el glorioso San Lorenzo dejaba de pertenecer a sus socios.
Lo que siguió es historia conocida por todos, la movida llevada a cabo por el hincha y la oposición en la calle y en la justicia permitieron que el club no se transforme en una empresa y siga siendo una Asociación Civil sin fines de lucro.
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