San Lorenzo no lo aguantó y se quedó con un punto en el clásico

Franco Di Santo había abierto el marcador en el primer tiempo, pero el Ciclón no aprovechó la ventaja. Huracán no dejó de buscar y encontró el 1-1 que le quedó bien a un partido parejo.

Uvita está activo en el ataque.

Uvita está activo en el ataque.

El clásico de los necesitados no sirvió para calmar las urgencia ni de San Lorenzo ni de Huracán. Ambos llegaban con la idea de conseguir una victoria para que alivie el mal momento. Los de Boedo buscaban cambiar la pésima imagen tras la última goleada en contra y los de Parque de los Patricios querían quebrar la racha de siete sin ganar. El 1-1 final reflejó la paridad de los 90 minutos. Ahora, a pensar en la Copa Libertadores.

La urgencia llegó en los bolsos de ambos clubes. Diego Dabove metió el bisturí hasta el hueso en la semana y realizó siete cambios en el equipo titular. Hasta el arquero tocó el DT azulgrana, que busca una formación fija. En tanto, Israel Damonte tocó apenas dos puestos, pero igual llegaba con apuro por volver al triunfo. Esa paridad de crisis se volcó también en una paridad en el juego en los primeros minutos.

Con un clásico 4-4-2, el local trataba de ser amplio con sus volantes externos abiertos y con vocación de ataque. Pero nadie se adueñó de la pelota en el medio. Allí la manejó mayormente la visita. De todos modos, las más claritas llegaron del lado de Boedo porque en Nicolás Fernández encontraba a su jugador más inquieto y atrevido. Un zurdazo que tapó el pibe Sebastián Meza y un disparo de derecha que se fue desviado tras un rechazo corto con los puños del arquero fueron las que tuvo Uvita.

El Globo trató de plantarse en campo ajeno con un dibujo 4-3-3. Diego Mendoza alcanzó a peinar un balón para que Nicolás Silva picara al espacio, pero el atacante de la visita definió flojo ante la salida de José Devecchi, el correntino de 25 años que se ganó una nueva oportunidad en el arco. Más allá de tener bastante el poder de la pelota, Huracán no lograba pisar el área de enfrente con firmeza.

Y de un tiro de esquina a favor, se le vino la noche a los de Parque de los Patricios. Franco Di Santo despejó de cabeza el córner y se lanzó a correr. Salió como una flecha el delantero mendocino que presionó a un Raúl Lozano dubitativo. El lateral se equivocó, regaló el balón y Di Santo aprovechó para irse solito al arco de Meza. Eludió al arquero y clavó el 1-0. En su festejo hubo descarga ya que viene siendo mirado de reojo por los hinchas y también se trató de un gol especial puesto que en la semana fue papá.

Uno de los motivos por los que Dabove incluyó a Di Santo para este duelo fue por la altura del atacante, teniendo en cuenta las pelotas paradas a favor, pero también en contra. Y ese fue uno de los factores por el cual nació el tanto de San Lorenzo en la noche del Bajo Flores. Hacía tres años que el Ciclón no le anotaba a su rival de siempre. El último grito había sido de Nicolás Reniero, el 11 de marzo de 2018. Se cortó una sequía de 394 minutos en el clásico de barrio.

Sin embargo, el 1-0 no lo hizo más poderoso a los locales. Todo siguió parejo. Huracán se mostró más agresivo por la necesidad de revertir el marcador. Y apeló a los envíos aéreos. Del otro lado, el dueño de casa desperdició un par de contraataques bien comandados por Juan Ramírez. Y en uno de los centros del Globo, perdieron a Franco Cristaldo, quien recolectó un envío de Ezequiel Bonifacio y empató el encuentro.

Los cambios revitalizaron a la visita. San Lorenzo, igualmente, intentó responder: un cabezazo de Diego Braghieri no entró de casualidad. De ida y vuelta se hizo de pronto el clásico. San Lorenzo no encontró la profundidad necesaria con las variantes de Dabove, que sorpresivamente decidió sacar a futbolistas que estaban activos como Ángel Romero, Di Santo y Ramírez.

La igualdad, al cabo, fue el resultado que mejor le quedó a un derby muy parejo.

Nahuel Lanzillotta

@LanzillottaOk

Periodista. Deportes. Clarín.

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