La imagen cambió, las derrotas continúan

La victoria frente a Godoy Cruz el pasado fin de semana le dio algo de aire a un equipo que venía sumamente diezmado y golpeado por la racha negativa de derrotas, que además se había profundizado con la caída en el clásico con Huracán.

Repitiendo el mismo equipo que utilizó ante el Tomba, la dupla técnica conformada por Diego Monarriz y José Di Leo pretendía sentar un base para estas últimas fechas y consolidar así lo que será el inicio del 2022.

Mientras el sol caía por detrás de la General Paz, en el José Amalfitani esperaba un Vélez de parejas actuaciones y que soñaba con mantener el mismo ritmo que le permitiese asegurar su lugar en la próxima Copa Libertadores.

Lo planeado por San Lorenzo en toda la previa se terminó de romper en tan solo un minuto, ya que el Fortinero logró ponerse en ventaja antes de que el cronómetro marcase los primeros 120 segundos, aprovechando la distracción en la defensa por parte de Lucas Janson.

Con el local arriba en el marcador, la propuesta azulgrana fue la de replegarse y contraatacar, forzando los errores rivales. De esta manera, a los 17’, tras un centro por izquierda, Franco Di Santo forcejeó en el corazón del área y Francisco Ortega marcó en contra el empate.

Cuando promediaba el tiempo, el partido se tornó en un constante ida y vuelta, con el local dominando la posesión. Desde un saque de arco, Lucas Janson tuvo su oportunidad desde fuera del área y no la desaprovechó, gritando su doblete a los 29’.

Pese a que se mostró una actitud intensa y no expectante, en la defensa se cometieron numerosos errores que se vieron reflejados en las situaciones de peligro que tuvo La V, especialmente en las pelotas aéreas, una de sus armas letales antes de irse al descanso.

Para el complemento, el panorama inició igual. El dueño de casa jugando desde abajo y apostando a los centros cruzados, mientras que Boedo utilizó la presión para buscar una vez más la igualdad. Por esta razón, los ingresos de Nahuel Barrios y Ezequiel Cerutti por Agustín Martegani y Julián Palacios, respectivamente.

El intento por alcanzar la paridad fue en aumento y de la misma manera se fue acrecentando la temperatura en el campo, forjando situaciones tensas entre los jugadores que valieron una gran cantidad de amonestaciones (Flores, Gordillo, Di Santo y Zapata).

Las posibilidades se fueron desvaneciendo y los ataques no prosperaron. El segundo tiempo fue un sumo control azulgrana al que no se le terminó de sacar el jugo y le faltó el detalle en el cuarto final de la cancha, donde no remató. La realidad marca que, aunque la imagen abatida que se observaba con Montero al mando se cambió, no solo es una cuestión de actitud y que en la efectividad también se ven los resultados.

Junto con Arsenal, Rosario Central y Aldosivi, hoy el Ciclón es el equipo con más derrotas en el campeonato (10) y se hunde en los últimos puestos de la tabla (24 de 26) con 20 puntos, a solo cuatro de los de Sarandí que están en el fondo.