A 10 años de la llegada salvadora de Caruso Lombardi al "Ciclón"
A inicios de abril del 2012 un San Lorenzo agobiado por evitar el descenso, recurrió a un as bajo la manga para evitar la catástrofe. El arribo de Ricardo Caruso Lombardi, contratado luego de pagar una “salada” indemnización de contrato a Quilmes, fue vital para cambiar el timón negativo en las once fechas que restaban del Torneo Clausura y mantener la categoría. El candidato que siempre se nombra en tiempos de tormentas.
El año 2012 presagiaba ser negro para San Lorenzo. En 8 fechas del Torneo Clausura bajo la conducción de Leo Madelón San Lorenzo había ganado 2, empatado 2 y perdido 4 partidos. La derrota a puertas cerradas en el Bidegain ante Vélez por 2 a 0 (debido a los incidentes ocurridos en el partido ante Colón, donde Abal permitió el empate visitante en clara posición adelantada, generando los desmanes posteriores del público azulgrana enardecido) puso fin a un efímero y olvidable ciclo de Madelón de solo 12 partidos. Un “vende humo” llegaría pronto a Boedo.
La rápida solución que encontró el presidente Carlos Abdo al problema de evitar la promoción o algo peor aún fue la llegada de Caruso Lombardi, que se logró luego de abonar nada menos que $300 mil dólares de resarcimiento a Quilmes, que por entonces era uno de los protagonistas en la B Nacional que peleaba palmo a palmo con River. Su abrupta salida del equipo cervecero fue criticada por muchos protagonistas del mundo del fútbol, incluso por Maradona que con su habitual verborragia desaforada vio “asco” en el pase a Boedo. El tiempo demostró que el dinero invertido en la llegada de Caruso y el posterior abonado a Ferro en el pase espress de Buffarini fueron la mejor inversión para un presente crítico.
Caruso asumió enseguida la presión y como “piloto de tormentas” aceptó un desafío que no sería nada fácil. “El equipo está en una situación límites, con el respirador puesto”. “Hoy les hablé muy clarito. Yo no quiero que sean amigos, pero sí que sean grandes compañeros dentro de la cancha. Uno a los amigos los elige, así que si no quieren tomar un café juntos no me importa, pero sí les voy a exigir que sean unidos en la cancha”. “Estos momentos son para los jugadores grandes, y los chicos que se hagan grandes rápidos va a ser considerados”. “Si estamos unidos y tranquilos vamos a salir.”
El debut de Caruso en el banco fue el 9 de abril en Avellaneda, cuando San Lorenzo logró un punto fundamental contra Racing en un partido durísimo. El gol azulgrana fue de Emanuel Gigliotti. Pocos días después vino la primera victoria ante Godoy Cruz (3 a 0 en La Boca, con dos goles del “puma” y uno del “negrito” Chávez), pero no todas fueron rosas, sino que hubo muchas espinas en un terreno que nos tuvo siempre en la cornisa y al borde del colapso. Insólito empate con Banfield en el sur en un partido que parecía ganado; triunfo ante el Arsenal de Alfaro que luego sería campeón del torneo; igualdad en cero con All Boys en partido trabado; heroico empate con Olimpo en un partido increíble que se escurría de local; dolorosa derrota en Santa Fé sobre el final con Unión.
Todo esto expuesto como antesala de uno de los triunfos más emocionantes de la historia de San Lorenzo: la heroica victoria por 3 a 2 (Gigliotti 2 y Bueno) ante el durísimo Newells de Martino, luego de remontar un 0-2 lapidario de desventaja. Ese día creímos de nuevo en que era posible la salvación, pero de nuevo el presente nos golpeaba en la cara en poco tiempo. Cachetazo ante Tigre en victoria y empate amargo en la anteúltima fecha ante Independiente, que nos condenaba a la palabra que no queríamos volver a oir desde el 81.
El 24 de junio el milagro sucedió ante una multitud azulgrana que acompañó siempre. El triunfo por 3 a 1 ante San Martín de San Juan (dos de Carlos Bueno y otro salvador de Walter Kannemann) y la derrota de Banfield ante Colón, nos permitió evitar lo peor pero aún debía jugarse la promoción. “Fue el día que más sufrí en mis más de 20 años de carrera. Anoche me despertaba a cada hora y daba vueltas, pensando en lo que sucedería hoy”, dijo. “Los jugadores no lo notaron, pero cuando daba la charla previa me tuve que agarrar del pizarrón porque sentí que me desmayaba”. En su llegada Caruso dijo que se habría matado si la promoción fuera San Lorenzo-Quilmes. Los del sur ascendieron de forma directa por subcampeones de la B Nacional y evitaron ese dilema. El rival de turno fue el Instituto del “pibe” Dybala y San Lorenzo cumplió: 2 a 0 en Córdoba (ambos tantos del uruguayo Bueno) y empate en un tanto en el Bidegain (Ortigoza en un penal clave). Caruso exultante por el objetivo cumplido de salvación vociferó “Este partido con otro técnico que no conoce a Instituto San Lorenzo lo perdía 4 a 0”. Verborrágico y contestatario, alquimista y vende humo, Caruso Lombardi no pasó desapercibido en el difícil mundo San Lorenzo y su llegada hace diez años nos dio la esperanza que habíamos perdido y que hoy no sabemos encontrar por ningún lado.
POR LEANDRO D'AMBROSIO
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