La definición más dramática de la historia

Hace 15 años San Lorenzo ganaba la Copa Mercosur en una sufrida Final ante Flamengo que se definió en unos penales infartantes.

Saja, determinante en la serie de penales.

Saja, determinante en la serie de penales.

Tras igualar sin goles en el Maracaná, el partido decisivo debió jugarse el 19 de diciembre de 2001, pero ante el estallido social en la Argentina, que llevó al entonces presidente Fernando De la Rua a decretar el estado de sitio en todo el territorio Nacional, postergó las ilusiones de los hinchas del Ciclón, quienes ya estaban viajando rumbo al Bidegain.

La Final de la Copa Mercosur 2001 se disputó el 24 de enero de 2002. No pudo jugar el goleador de ese certamen, Bernardo Romeo (10 tantos), transferido al fútbol alemán. Tampoco estaba Fernando Miele como presidente, derrotado en las elecciones de diciembre por Alberto Guil, flamante primer mandatario azulgrana. Tampoco De la Rua seguía como presidente de los argentinos, ya estaba Eduardo Duhalde, el quinto en una semana de un país en llamas.

Pero los cuervos tenían un motivo grande para festejar. La primera copa internacional en la era profesional había llegado. Con mucha angustia. Un sufrimiento digno de los corazones azulgranas. Porque el equipo de Manuel Pellegrini no fue el relojito que venía siendo y trabajó mucho para poder empatarle al Flamengo en los 90 minutos, en un final que casi se le escapa.

A los 10 minutos, ante el nerviosismo de San Lorenzo, Flamengo se adelantó en el marcador a través de Leandro Machado. En un primer tiempo para el olvido, el Ciclón se fue sin nada a los vestuarios. Sólo había angustia y desazón en la gente que copó en el Bidegain. Con más actitud que ideas, el Ciclón fue por el empate, que llegó a los 22 del segundo tiempo, a través de Raúl Estévez.

Llegaron los penales, esos que siempre empeoran la salud física y mental de las personas. Y sobre todo estos. A pesar de que Sebastián Saja comenzó tapando el penal inicial, San Lorenzo erró los dos primeros y los brasileros convirtieron los siguientes dos, quedando 2 a 0 arriba. Parecía que la copa iba a viajar a Río de Janeiro. Pero por suerte la puntería, raspando, de Romagnoli, Pusineri y Saja fue suficiente. 

En la tanda individual de penales, apareció otra vez Saja, para taparle el tiro a Roma y dejar al Ciclón a un penal de la Mercosur. Por la ansiedad de la gente, que saltó al campo de juego, Diego Capria demoró al menos 10 minutos para patear. Los hinchas se calentaban pero el Coco se enfriaba. El partido iba camino a suspenderse. No había garantías. Incluso, muchos creían que con el penal que Saja había tapado, San Lorenzo ya era campeón. Pero faltaba un último penal.

TTerminó siendo el penal más largo de la historia. El defensor azulgrana sereno, se paró frente a la pelota. Se mostró serio, concentrado. Tomó una larga carrera. Conectó el botín con la pelota y le rompió el arco a Julio César. Infló la red para que entre esta história Copa a la historia de San Lorenzo. El estadio era una fiesta total, la invasión ya era masiva y los jugadores, en paños menores, celebraron con su gente.

Fue realmente un parto esa noche, histórica para una gran generación de hinchas, que esperaban ansiosos ver a San Lorenzo ganar en el plano internacional. Fue una misión difícil. En esa copa, el Ciclón debió superar a Olimpia de Paraguay, Nacional de Uruguay, Flamengo de Brasil (includa la final), Cerro Porteño de Paraguay y Corinthians de Brasil. En un país destruído, Boedo era un carnaval. 

 

 

Mundo Azulgrana

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