¡A la final!

Nerviosismo, ansiedad, excitación. Con esas sensaciones arrancó el partido en el Polideportivo Roberto Pando. Los primeros 20 minutos no fueron los mejores del equipo de Facundo Ruscica. A los 3 minutos, una desconcentración en defensa terminó con el 0-1.

Se hacía cuesta arriba llegar con claridad al arco Xeneixe, sin embargo, con el empuje desde el fondo y con la gente a su favor, San Lorenzo llegó al empate a los 19 minutos con una jugada preparada y definida por Mariano Quintairos. La alegría no duró mucho, debido a que segundos más tarde y en la previa al pitazo final de la primera parte, Andrés Santos volvía a poner en ventaja al visitante.

En el segundo tiempo parecía que San Lorenzo se lo iba a llevar por delante a su rival, pero a los 3 minutos parecía llegar un “mazazo”, González aumentaba el marcador. Ahora era 1-3 y la final cada vez estaba más lejos.

Pero en las difíciles siempre aparecen estos guerreros. Ajustaron la marca, mayor intensidad al tocar y velocidad al jugar para generar espacios llevaron a la desesperación de Boca que con una simulación de su capitán se quedó con uno menos por doble amarilla. San Lorenzo aprovechó a la perfección esa exclusión ya que descontó rápido con una definición de taco de Rodríguez a los 6.

A los 11 minutos, nuevamente Mariano Quintairos igualó el partido luego de un rebote que encontró en el área y ahora todo estaba como al principio, un gol más azulgrana lo depositaba en la final.

Tres minutos más tarde explotó el Polideportivo cuando Menzeguez decretó el 4 a 3. Un desahogo gigante en Boedo. Si algo le faltaba a esta emocionante serie era que aparezca el estandarte de este equipo, el capitán. Damián Stazzone, recuperó la pelota a los 19 minutos, aprovechó que Boca estaba con arquero-jugador y se metió con la pelota en el arco para besar el escudo y seguir haciendo historia con esta camiseta.

Este equipo sigue soñando y la próxima estación es Villa La Ñata. ¡Sólo 2 partidos más te pido Ciclón!