Sin respuestas adentro y afuera de la cancha

San Lorenzo sumó una nueva desilusión: después del gol de Huachipato tuvo 85 minutos para reaccionar, pero jugó siempre igual y desde el banco tampoco hubo soluciones.

Dabove, sin respuestas en el banco. Foto: AFP

Dabove, sin respuestas en el banco. Foto: AFP

Nada por aquí. Nada por allá. Nada adentro de la cancha. Y nada tampoco afuera. Eso fue San Lorenzo en la noche del miércoles: la nada misma. En una nueva desilusión, volvió a retroceder el equipo azulgrana, que no tuvo respuestas ni anímicas ni futbolísticas en el debut en la Copa Sudamericana. Sobre el césped no encontró los caminos ante un rival humilde como Huachipato, que pegó temprano y tuvo como mayor virtud mantenerse ordenado. Y tampoco llegaron soluciones desde el banco, algo que preocupa y mucho.

Después de ese golpe inicial del 0-1 a los 4 minutos, el Ciclón tuvo 85 minutos para buscar revertir una historia totalmente accesible de acuerdo a los desacoples defensivos que exhibía el rival ante algún avance tímido del local. Tuvo 85 minutos para reaccionar y lanzarse en ataque. Tuvo 85 minutos para buscar juego con sus volantes de buen pie y hallar los callejones al gol. Tuvo 85 minutos para, si el juego no aparecía, al menos atosigar al conjunto chileno con centros. Tuvo 85 minutos para pelotearlo y llevárselo por delante con el coraje que mostró la semana pasada en Brasilia por ejemplo. Ni eso esta vez…

No hubo ni fútbol, ni carácter. San Lorenzo jugó siempre en una misma velocidad: lenta. Nunca cambió de ritmo en los -se insiste- 85 minutos restantes. Y cuando en el campo la falta de respuestas era desesperante, no hubo tampoco desde el cuerpo técnico decisiones para modificar la historia.

Se permiten cinco cambios; Diego Dabove realizó apenas dos en el segundo tiempo. Franco Troyansky y Lucas Melano, dos que llegaron de su mano, entraron a los 26 por Alexander Díaz y Uvita Fernández, respectivamente. Nada cambió. Y no hubo más movimiento entre los suplentes.

Es cierto que tampoco había muchas alternativas entre los relevos en ofensiva. Pero sí estaba, por caso, Mariano Peralta Bauer, quien supo rendir y responder con goles en la era de Mariano Soso, pero que quedó relegado en este ciclo. ¿No podría haberse probado con el pibe que siempre que le tocó jugar rindió? Para Dabove no fue necesario, aún cuando lo que veía en la cancha no despertaba ningún tipo de esperanza.

Tampoco se movió el dibujo táctico para encarar el partido, que se presentó adverso en el resultado muy pronto, de modo diferente cuando el cuadro de Boedo era previsible en sus acciones. Alarmante pasividad de uno y otro lado de la línea de cal.

Tiempo hay. El equipo está en zona de clasificación en la Copa de la Liga Profesional y este domingo visita a River. Necesita un buen resultado para mantenerse allí. Y en el plano internacional puede tranquilamente revertir el debut defectuoso. Claro que lo preocupante es la irregularidad, es saber que cada vez que presentó buenos síntomas, más que nada desde lo actitudinal, luego involucionó con actuaciones papeloneras. Y eso pone en duda cualquier proyección.

Nahuel Lanzillotta

@LanzillottaOk

Periodista. Deportes. Clarín.

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