Un héroe que nunca será villano

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Un héroe que nunca será villano

Sebastián Torrico tuvo responsabilidad en el gol de Platense, pero su vigencia lo avala con creces y desde su vuelta viene demostrando solvencia con enormes atajas.

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No hay dudas: el gol del empate de Platense en la lluviosa tarde del sábado fue responsabilidad de Sebastián Torrico. Una reacción que no fue suficiente, un céped muy mojado, rápido, que complicó todo al igual que la jabonosa pelota... El arquero de San Lorenzo pudo haber hecho algo más, al margen de que las condiciones climáticas le jugaron una mala pasada. Pero, ¿con eso basta para pedir su cabeza? ¿De verdad?

Torrico, junto con Néstor Ortigoza, son los últimos dos grandes ídolos que tiene el Ciclón en actividad. Claro que solamente eso no lo excusa ni le da la garantía de jugar solamente con la chapa. Su profesionalismo lo avala. Tras la severa lesión en su hombro que lo tuvo casi un semestre inactivo, el Cóndor se preparó con todo y al momento de volver demostró de manera sobrada que la edad (tiene 41 años) no es una barrera que lo condicione, al menos por el momento.

Torrico no se comió el gol de Brian Mansilla porque está viejo. Los arqueros, grandes y chicos, buenos y malos, conviven con el error desde que se ponen los guantes por primera vez en su vida. Saben que si ellos fallan, la pelota termina adentro y que eso puede generar que su equipo no alcance el triunfo. Esto le pasa y le seguirá pasando a todos los arqueros, inclusive a los mejores o a quienes son garantía.

Desde su vuelta, fecha a fecha se puso la pilcha nuevamente de salvador, teniendo partidos de figura indiscutida cuando el equipo con Diego Dabove no encontraba la mejoría. El clásico con River en el Monumental es uno de los ejemplos. Pero hubo varios así. La gran mayoría pedía por su renovación de contrato. Y eso no pasó hace mucho...

Está claro que no se puede vivir del pasado. Pero Torrico sigue siendo presente. Sin ir más lejos, tras la goleada en Santa Fe en el ciclo de Paolo Montero, San Lorenzo perdió tres encuentros consecutivos más, aunque no fueron por goleada. El motivo tiene nombre y apellido: Sebastián Torrico. El arquero azulgrana tuvo atajadas fenomenales a quemarropa en esas fechas en la que todo era negro. El único que demostraba algo de vergüenza deportiva en el campo en medio de la apatía general.

Pero se comió un gol y merece el retiro. Está viejo. Ya no sirve. Basta de Torrico... ¿Y entonces quién? Cuando atajaba Fernando Monetti también se pedía su salida. Ni siquiera hubo paciencia con un arquero surgido del club como José Devecchi cuando se le dio la oportunidad de atajar algunos cotejos seguidos y expuso algunas inseguridades.

De todos los que se pusieron los guantes de Boedo en los últimos años, ninguno pudo brindar la tranquilidad que brindó y sigue brindando el mendocino. Distintas serían estas líneas si la performance de Torri hubiese sido otra a lo largo de las presentaciones. Pero la realidad indica otra cosa.

La realidad indica que San Lorenzo tiene un arquero, que es ídolo, que es un referente positivo, que sigue demostrando vigencia más allá de un error. Un héroe que nunca será villano.

Por Nahuel Lanzillotta