El legado del Patón Bauza: el último prócer de Boedo
El DT que cambió la historia futbolística reciente de San Lorenzo se retiró de la actividad y dejó su huella imborrable en los corazones azulgranas. Su paso marcó un antes y un después, algo que unos poquitos logran. Merece una ovación más.
En San Lorenzo hubo un antes y un después de Edgardo Bauza. Y eso solamente lo consiguen aquellos que integran el selecto grupo de tipos que llegan a un lugar para cambiarlo todo y lo logran. El Patón guardó el buzo de DT para siempre en el placard y desde lo más profundo del alma de los hinchas del club de Boedo no surge ninguna otra palabra más que “gracias”. Y con la vuelta del público a las tribunas, se merece una ovació más.
Por más veces que se diga, nunca será suficiente agradecimiento para una persona que pasó por la institución para dejar una huella imborrable al brindarle la mayor alegría futbolística de toda su historia. El retiro de Bauza de la actividad conmueve y apena porque ¿a qué hincha no se le pasaba por la cabeza la idea de verlo alguna vez más sentado en el banco del Ciclón? Pero también remueve los recuerdos de los sentimientos más lindos de los últimos tiempos para ubicar su legado donde corresponde: como el último prócer de Boedo.
La alegría y el entusiasmo se cortaron de cuajo en ese fin de 2013 cuando Juan Antonio Pizzi, el padre del equipo que jugó un gran fútbol para quedarse con el Torneo Inicial de ese año, de pronto decidió aceptar un ofrecimiento del Valencia y subirse al avión de la noche a la mañana. Todos los ojos de los cuervos apuntaban a la Copa Libertadores de 2014. Había que aprovechar el envión. Pero la ida de JAP puso por un momento la ilusión en jaque.
¿Y ahora que? Y en lo que quiza fue la mejor decisión de la gestión Lammens-Tinelli, la dirigencia buscó a Bauza para ofrecerle el cargo en una jugada riesgosa por tratarse de un técnico de un estilo muy diferente al de Pizzi. Pero la determinación fue con convencimiento y el Patón, que había ganado la Copa en 2008 con Liga de Quito, dio el sí.
Desde ese momento, la historia de San Lorenzo cambió. Apenas ocho meses tardó Bauza en hacer lo que decenas de otros entrenadores intentaron con rotundos fracasos. Nombres de renombre, con refuerzos top, tuvieron todo a disposición para ir por el sueño máximo, por ese objetivo que siempre se le negó al Ciclón y ya se había convertido en un karma. El 13 de agosto de 2014, Bauza liberó a Boedo de la maldición de su vida. Rompió el hechizo y le dio la Copa por la que tantas lágrimas había derramado. Y ya nada fue igual.
Franqueza. Claridad. Seguridad. Sabiduría. Humildad. Bondad. Inteligencia. Sobran los adjetivos para describir al Patón como DT de San Lorenzo. Y ese, al cabo, es su legado. Fueron 99 partidos con él en el banco. Acumuló en total 46 victorias, 20 empates y 33 derrotas. Y también fue subcampeón del torneo 2015 de Primera División.
Bauza y su sonrisa de labios finitos cautivarán por siempre a los sanlorencistas porque pudo lo que nadie. Tan simple y tan complejo como eso. Cambió la historia de San Lorenzo, ayudó a engrandecerla aún más. Se retiró el dueño de los días azulgranas más felices y ojalá pueda recibir una ovación más.
Gracias, prócer de Boedo.
Por Nahuel Lanzillotta

