Un objetivo que avergüenza

Como en un tobogán sin un piso a la vista, San Lorenzo fue bajando sus objetivos con el correr del semestre hasta llegar a una situación límite. De apuntar a entrar a la Copa Libertadores 2022 a tratar de evitar el último puesto por primera vez en su historia. Un objetivo que avergüenza.

A mitad de año, según los dichos de Horacio Arreceygor y del mánager, Mauro Cetto, la meta puesta era la de clasificar al máximo certamen continental del año próximo. Se puso sobre la mesa que sería un tiempo austero y que pelear un título resultaría imposible. Lo que nadie imaginó es que el equipo cayera tan al fondo.

Las bajas de peso ya con el torneo local iniciado atentaron contra la misión de estar entre los puestos coperos. Paolo Montero no logró hacer funcionar nunca el fútbol del Ciclón. Se bajó la vara entonces y se calibró la mira para buscar meterse en la Copa Sudamericana. Pero hoy está a 8 puntos de la última plaza con 12 por jugar y con varios equipos en el medio...

Tras la derrota de local ante Gimnasia La Plata, el conjunto de Boedo quedó penúltimo, solamente por arriba de Arsenal, a quien le saca apenas una unidad. San Lorenzo sacó 20 porotos en 21 fechas. Una campaña que ya es demasiado pobre y que enciende alarmas a futuro.

Es que si bien este año no hay descensos, la preocupación asoma proyectando las temporadas que vienen. En 2022 bajarán dos y en 2023 serán cuatro los que perderán la categoría. San Lorenzo comenzó el semestre en el sexto puesto de la tabla de promedios, pero ya está 12°. No se trata de ser alarmistas, pero sí de buscar una reacción porque aún queda mucho por delante para tratar de revertir una realidad que cada día duele un poco más.

Por Nahuel Lanzillotta