El semestre ganado
Más allá de la caída en la última fecha, San Lorenzo quedó en el podio de la Liga Profesional redondeando una primer aparte del año de pura ganancia futbolística d ela mano de Insua.
El final del campeonato no fue con un triunfo, pero la sonrisa de satisfacción se dibuja igual en el rostro de Ruben Darío Insua. Con poco, el entrenador hizo competitivo a su San Lorenzo y se animó a hacerle frente hasta el final al poderoso River, que se terminó coronando de modo lógico un par de fechas antes de la última. El adiós de este torneo sirve para hacer ya el balance de lo que fue un semestre de ganancia en los futbolístico para el Ciclón de la mano del Gallego.
El hombre de la melena siempre al viento cumplió con su palabra. A su llegada hace más de un año marcó los pasos a seguir. Expuso su planificación por etapas sin tapujos. Y todo se fue dando tal cual él lo (pre)dijo. Primero rearmó al plantel y después le dio un estilo al equipo, que se entregó a su idea en cuerpo y alma. La respuesta se ve sobre el campo.
Puede gustar o no la manera, pero nadie podrá negar la efectividad. San Lorenzo cerró la primera parte del año en el tercer puesto de la Liga Profesional, superado por un River inalcanzable, en presupuesto y por consecuencia en jerarquía, y a cuatro puntos de un Talleres ordenado en sus finanzas que no para de crecer. La producción fue de 46 unidades a las que llegó por 12 victorias, 10 empates y 5 caídas.
La fortaleza defensiva fue la mayor virtud de el elenco de Boedo. Con las herramientas que contaba, Insua estipuló que el camino a seguir era ese. Y acertó. Logró la valla menos vencida del torneo, con apenas 13 tantos en contra en 27 fechas. Solamente le hicieron dos goles jugando en el Nuevo Gasómetro: Argentinos Juniors en la penúltima jornada. Tiene el récord histórico de la mayor valla invicta en su cancha por campeonato local.
Al mismo tiempo, avanzó a los octavos de final de la Copa Argentina, dejando atrás a Sarmiento de Resitencia y a Platense (por penales). Y se metió también en los octavos de final de la Sudamericana con una clasificación heróica primero en la fase de grupos y después con una serie solida ante el DIM.
Todo esto tiene un valor agregado si se tiene en cuenta que Insua debió lidiar con varias bajas de peso a inicio de año y también en el último mes. Ya no contó con ídolos como Sebastián Torrico y Néstor Ortigoza. Se le fue Méndez, que era el motor en el medio. También Zapata, el que le daba el equilibrio a la línea de tres centrales. Ahora perdió a Vombergar en el ataque.
Y se rearmó con lo que tenía, siempre. Interfirió para resolver pacíficamente el conflicto contractual con Federico Gattoni, que terminó siendo el líbero indispensable en la defensa. Y ahora está construyendo en ese lugar a Gonzalo Luján.
Con un plantel corto y con muchos pibes, casi que no rotó. Sus dirigidos le pedían estar pese a los largos viajes y al poco descanso entre competencia y competencia. Nadie quería relajarse, todos querían jugar y darlo todo. Solo al final, con el torneo ya sentenciado, el DT alternó masivamente (con Belgrano y con Tigre).
Administró pobreza y se enriqueció con la devolución de lo que su equipo entregó sobre el campo. Compromiso garantizado. Sacrificio innegociable. Solidez. Confianza. Y la sensación de que pase lo que pase, este San Lorenzo de Insua no te va a dejar a gamba.
Por @LanzillottaOk

