El año que la hinchada de San Lorenzo hizo historia: 1982, el año que revolucionó el fútbol

Atomik

El año que la hinchada de San Lorenzo hizo historia: 1982, el año que revolucionó el fútbol

A 43 años del regreso a Primera, un repaso por la jornada en la que San Lorenzo selló su ascenso ante El Porvenir y desató una de las celebraciones más multitudinarias y recordadas del fútbol argentino.

Compartir en Facebook Compartir en Twitter Compartir en WhatsApp

La jornada del 6 de noviembre de 1982 quedó marcada como una de las más significativas en la historia de San Lorenzo. Aquel día, el club recuperó su lugar en la Primera División después de un año en la B, en medio de una expectativa que desbordó cualquier pronóstico. La ciudad se paralizó, el estadio de Vélez se llenó desde temprano y una multitud colmó las tribunas con un fervor pocas veces visto en el fútbol argentino.

El equipo dirigido por José Yudica llegaba con una sola meta: conseguir un punto para sellar el ascenso. La ansiedad era inmensa luego del empate sin goles frente a Deportivo Español en la Bombonera, que había postergado la consagración. Para aliviar la presión, el técnico decidió entrenar en los bosques de Palermo, lejos del asedio de los hinchas que acompañaban cada práctica en la Ciudad Deportiva.

Una previa cargada de expectativa

Horas antes del encuentro con El Porvenir, el estadio José Amalfitani ya mostraba un marco imponente. Los altoparlantes reproducían los goles de la campaña con relatos de distintas emisoras, mientras las tribunas se teñían de azul y rojo. A las 16.30, cuando los equipos salieron al campo, una lluvia de papeles cubrió el estadio durante varios minutos. El recibimiento fue tan intenso que el personal debió intervenir para despejar el terreno antes del inicio del partido.

La recaudación de ese día fue la más alta del año en el fútbol argentino, incluso por encima de los partidos de Primera División. Los registros oficiales contabilizaron más de 57.000 entradas vendidas, aunque los testigos de la época aseguran que había alrededor de 70.000 personas en las tribunas.

Un partido tenso y un gol para la historia

San Lorenzo alineó a Quiroga, Comelles, Biaín, Moreno, Hugo López, Quinteros, Insua, Batalla, Héctor López, Rinaldi y Morel Bogado. Los primeros minutos mostraron dominio azulgrana, con un cabezazo de Quinteros que dio en el palo, pero el partido se emparejó rápidamente. El Porvenir, ya sin aspiraciones, jugó sin presión, y el primer tiempo terminó sin goles.

El desenlace llegó a los 34 minutos del segundo tiempo, cuando Rinaldi fue derribado en el área. Rubén Insua tomó la pelota, respiró y definió cruzado. El grito de gol se escuchó como un rugido que atravesó el estadio. A partir de ese momento, la fiesta fue imparable: San Lorenzo volvía a Primera y la emoción se desbordó.

La hinchada que impulsó al equipo

El partido terminó antes de tiempo. Los hinchas invadieron el campo de juego y el árbitro decidió finalizar el encuentro. Los festejos, sin embargo, se vieron interrumpidos por incidentes con la policía, que reprimió a la multitud con gases y balas de goma. Hubo heridos y detenidos, y la vuelta olímpica no pudo completarse.

Pese a ello, los jugadores celebraron en los vestuarios el cierre de una campaña que quedaría en la memoria colectiva. “Cuando vimos la pelota adentro del arco, me quedé abrazado con el Gorrión López y nos pusimos a llorar”, recordó Biaín años más tarde. El lateral Comelles resumió el sentimiento del grupo: “La diferencia la dio la gente. Lo que hizo la hinchada de San Lorenzo durante todo el año fue impresionante”.

Un ascenso que trascendió el fútbol

Para los protagonistas, el ascenso fue mucho más que un logro deportivo. “Cuando se escriba dentro de unos años la historia de San Lorenzo, vamos a estar orgullosos de haber luchado por volver a la A”, expresó Hugo Moreno. Insua, autor del gol decisivo, coincidió en destacar el rol de la hinchada: “Lo que hizo la gente fue tan importante como lo que hicimos nosotros. Tenían demasiadas cosas contenidas como para aguantar”.

Aquel ascenso de 1982 consolidó una certeza: San Lorenzo no sólo volvió a Primera en lo futbolístico, sino que demostró que su identidad y su pasión habían resistido incluso fuera de la máxima categoría. El regreso fue la consecuencia natural de una fidelidad que nunca descendió.

Información del libro San Lorenzo de los milagros, de Román Perroni