"Lo mío es el trato con los jugadores"
Sebastián Giulidori, el asistente de coach de la Primera de básquet, habla de todos sus años en San Lorenzo. Su vida como jugador, entrenador de inferiores y hoy ayudante de campo.
Sebastián Giulidori, con sus jóvenes 33 años en las espaldas, es un hombre que hace más de una década que está en San Lorenzo, ocupando distintos puestos dentro del básquet. Primero fue jugador, luego pasó a armar un equipo de baloncesto femenino, estuvo con los chiquitos del mini hasta recalar, finalmente, en su rol actual: entrenador de dos divisiones inferiores y asistente del coach de la Primera, Guido Naipauer.
En una charla en Ciudad Deportiva con Mundo Azulgrana, habla de cómo empezó con la "naranja", su historia con el club de Boedo, el día a día como técnico, el gran trato con los jugadores y su vida más allá de sus horas con la institución azulgrana.
-¿Por qué se te ocurrió empezar con el básquet? ¿Te acordás?
-De chico hice un montón de deportes, vivía en la calle haciendo deportes con mis amigos, cosa que hoy no se puede hacer. Así que terminé inclinándome por el básquet.
-¿Alguna razón en especial?
-Pasa que me hice más amigo de los chicos de básquet, es un deporte que me terminó gustando más.
-¿Cuándo empezaste a sentir el deporte de una manera especial?
-Y creo que cuando tenía 18 años, cuando terminé la secundaria me puse a estudiar el profesorado e hice el curso de entrenador y ahí dije que era lo que quería hacer en mi vida.
-¿Cómo desembocas en San Lorenzo?
-Yo vine a jugar acá a los 19 años, y después con el tiempo, y estudiando el profesorado, me ofrecieron trabajo. Trabajé un año con básquet femenino, un proyecto que por problemas monetarios no se pudo seguir. Pasa que laburé un año ad honorem y al otro año había que seguir igual y bueno, uno tiene que comer. Después se me fue dando el mini básquet, las inferiores, laburar con la primera. Pasé de jugar a ser entrenador.
-¿Qué es lo que más te llamo la atención de San Lorenzo en todos estos años?
-Son casi trece años. Creo que el trato que hay: somos una familia. Uno habla con otros profes y en otros clubes grandes eso no se vive. Los grupos de chicos, de jugadores y de entrenadores somos una familia. Uno viene acá siempre con ganas de estar no solo con tus gente, sino con además de estar con gente de otras disciplinas. Eso es difícil de conseguir y suma mucho.
-Con que te quedas ¿con tu etapa de jugador o de coach?
-La verdad que la etapa de jugador no la voy a olvidar nunca, que la sigo extrañando ¡no voy a mentir! (risas) Pero ya está. El otro día me puse los cortos para correr y la verdad que me duele todo (sonríe). Pero se extraña jugar, y el tema de entrenador es algo distinto: me formé para esto, me encanta y lo vivo como si estuviera jugando. En los partidos terminó mas transpirado que cuando jugaba.
-¿Qué es lo que mas disfrutas de tu condición actual?
-Creo que el trato del día con los chicos. Siendo asistente de la primera el trato es otro, hay jugadores que jugaron conmigo. El manejo es lindo. Hay chicos que los tuve cuando eran chiquitos, tenían 8 y 9 años y ahora tienen 18. Así que eso rescato: los vi crecer.
-¿Cómo te consideras como profe?
-¡Que pregunta! La voy a tener que pensar (piensa). Trato de estar no solo en la parte táctica y técnica sino que también intento estar pendiente de que le pasa a mi jugador, como es su vida personal, estar atento a algún problema, charlar. Como te dije antes: tengo relación con varios. Y acá también hay mucho trato con las familias de los jugadores, nos conocemos con los padres. Uno también esta en contacto con eso.
-¿A vos que te reconocen como virtud?
-Hay que preguntárselo a los jugadores. Y creo que lo que me reconocen es justamente el trato con ellos. Si bien hay distancia con la edad, tengo 33 y hay entrenadores que son más grandes. La forma de charlar, como hablo con ellos, como me expreso. No es lo mismo por ahí con un entrenador más grande que es más distante, de otra manera. Llego a los jugadores de otra manera.
-¿Cómo se vive un partido como asistente de coach?
-La verdad que se sufre. Por suerte Guido es un entrenador que te da la posibilidad de opinar mucho, te pregunta mucho en el partido, te pide muchas opiniones.
-Podes meter siempre tu punto de vista.
-Si, ni hablar. La verdad que si. Estoy muy contento por la posibilidad de que me da Guido y lo que tengo es el trato con los jugadores, es diferente: él siendo el técnico tiene mas distancia, y por ahí actúo como nexo entre los jugadores y el cuerpo técnico.
-¿Tenes la chance de distender el clima, de embromar?
-Si, soy de joder bastante. Tengo buen trato con todos, nos juntamos a veces. Así que bien.
-¿Cómo se arma un grupo que tiene como objetivo el ascenso por todas las condiciones que tiene?
-Yo creo que primero, que es lo que estamos viendo por suerte, los chicos son todas muy buenas personas, ya los conocemos y ya teniendo un grupo de buenas personas, y encontrando la química de juego, creo que estamos para, si Dios quiere y como le aposté a Oscarcito Trama una comida, el ascenso. Espero que la tenga que pagar.
-Además de estar acá en San Lorenzo ¿Qué haces?
-Soy profe de educación física y trabajo en un colegio primario por la zona, en San Pedrito y Eva Perón.
-¿Cómo te llevas con eso?
-Bien, tengo los mas chiquitos, son de primaria y muy bien. Me gusta y lo disfruto un montón y espero seguir trabajando en el colegio también.
-¿Se te hace un problema combinar las dos cosas?
-No, porque el colegio termina a las 17 horas y a las 18 y media tengo que estar acá, así que sin problemas ando.
-¿Pensas hacer esto toda la vida?
-Uno como entrenador aspira cada vez a dirigir cosas mas importantes con el tiempo, divisiones mas importantes.
-¿Queres dejar el nido?
-Nooooo (ríe). Este es el segundo que estoy con inferiores, antes hice mini básquet y creo que me falta bastante en inferiores. Además, quiero trabajar mucho acá, me gusta mucho trabajar con estas edades y dirigir primera se vera muy pero muy adelante. Ahora estoy muy cómodo y quiero seguir así.
-¿Con quien tenes mas afinidad a la hora de laburar?
-Guido además de haber sido entrenador mío hace dos años y encima compañero. A Carlos Verdi lo conozco desde hace un montón y nos ha dirigido. Con Hernán, que es el nuevo profe de mini básquet, tengo una relación excelente, jugamos en contra muchas veces. Nos dimos durísimo y nos llevábamos bárbaro. Con Dani, el profe de los B también. Con todos es igual.