A 40 años del súper ciclón del 83

El 22 de diciembre de 1983 por la última fecha del torneo metropolitano San Lorenzo venció a Platense por 2 a 0, cerrando una campaña inolvidable en la que finalizó subcampeón a un solo punto de Independiente pero con fútbol ofensivo y letal, que aún hoy es recordado por el hincha azulgrana. Pocas veces un segundo puesto fue festejado con tanta algarabía como aquel del 83.

Tras sufrir el doloroso descenso de categoría en 1981 San Lorenzo produjo una revolución social y deportiva al participar al siguiente año en el campeonato de Primera B, con estadios abarrotados de público y records de asistencia para la segunda categoría, que superaron incluso a muchos de los de primera división de aquel 1982. La fiesta del público azulgrana se prolongó en su regreso en 1983 al círculo máximo, acompañada con un equipo que dio un espectáculo de goles y emociones. Un Ciclón que fue de menor a mayor en una campaña inolvidable y que superó las expectativas generales.

Aquel equipo entrenado por el “Bambino” Veira había jugado en la primera parte del año el Torneo Nacional y a pesar de un arranque demoledor en la zona inicial, seis empates consecutivos en segunda fase lo condenaron a quedar eliminado invicto del torneo, por tener un gol menos que River y Ferro que fueron los clasificados. Una injusticia, que alertó a que debía reforzarce aún más el equipo en ataque. Y eso que ya estaban en el plantel la figura Jorge “el gordo” Rinaldi, los uruguayos Bueno y Navarro y el regresado Walter Perazzo.

Para encarar el Metro San Lorenzo contrató entonces al goleador de Loma Negra, Mario Husillos e hizo retornar al “Toti” José Iglesias, otro optimista del gol. Las dos nuevas piezas de ataque, sumadas a las que ya estaban y al empuje en el medio con la garra y corazón del “gallego” Insúa y el “negro” Quinteros, dieron forma a un ataque demoledor. San Lorenzo (que en un principio parecía conformarse con lograr los 30 puntos que le aseguraban permanecer en la categoría) desarrolló entonces un fútbol directo y demoledor, que lo convirtió en protagonista del Metropolitano, peleando palmo a palmo con el Independiente glorioso de Bochini, Marangoni, Giusti y Burruchaga, al que incluso venció por 2 a 0 en Avellaneda.

Aquella temporada fue no apta para cardíacos, por las variantes en el marcador y los partidos angustiosos ganados o perdidos a rostro descubierto. Enumerarlos todos sería largo y daría para un minucioso detalle. Así llegó el Ciclón a la última fecha del campeonato con chances de título, aunque remotas ya que el Rojo recibía a su eterno rival Racing, pero ya descendido. San Lorenzo jugaba con Platense y como era habitual abarrotó su público la cancha de Vélez. El Ciclón formó esa calurosa tarde de Liniers con Quiroga; Alul, Biain, Higuain, Hrabina; Quinteros, Coudannes, Sergio Luna; Bueno, Rinaldi y Navarro.

El partido se definió en el segundo tiempo, con goles a los 18m de Jorge Rinaldi de cabeza, luego de centro de Luna y de Quinteros a los 34 con tiro cruzado. El Ciclón cumplió su parte, pero como Independiente le gano a la “academia” quedó relegado al segundo puesto. La invasión del fervoroso público al campo de juego en busca de los “trofeos” fue el fin de la fiesta azulgrana del 83. “No me importa el periodismo, no me importa el que dirán, yo te sigo a todas partes, cada vez te quiero más”, fue un himno que salió de las tribunas.

San Lorenzo fue el equipo más goleador del campeonato con 69 goles en 36 partidos (el campeón logró solo 54) y si se jugara con el reglamento actual de los tres puntos (por entonces era solo dos unidades por partido ganado), hubiera sido el vencedor tres puntos por sobre el campeón. Su goleador fue Mario Husillos con 18 goles.

 POR LEANDRO D'AMBROSIO

Mundo Azulgrana

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