La joya de San Lorenzo que marca el futuro del básquet argentino

En exclusiva para Mundo Azulgrana, Lautaro López explica su concepción del básquet y dimensiona la importancia de San Lorenzo y de La Liga en su corta carrera.

Lo disfruta San Lorenzo y esperanza a la Selección. Lautaro López, un base de enorme futuro.

Lo disfruta San Lorenzo y esperanza a la Selección. Lautaro López, un base de enorme futuro.

La Generación Dorada del básquet argentino malacostumbró a los interesados en el deporte. Aquella camada, que todavía es esta, amontonó talentos al nivel de lo que normalmente sucede en el fútbol nacional, pero que jamás había ocurrido en relación a la anaranjada hasta esta etapa. Sin embargo, acertadas decisiones dirigenciales y, en muchos casos, una fuerte apuesta de los equipos por las jóvenes promesas, han echado leña al fuego que encendió esa camada tan gloriosa. Lautaro López es la personificación de este fenómeno que atraviesa al básquet de la Argentina. La evolución, tanto deportiva como mentalmente, es una constante desde que arrancó su camino hacia el sueño de ser alguien en este juego. Es que de aquel desgarbado habilidoso que sobresalía en Villa San Martín de Resistencia a este potente base que juega para San Lorenzo en la Liga de Desarrollo (LDD) y coquetea con la NBA, sólo queda el hambre de gloria.

Aunque luce una camiseta del USA Basketball y en sus 18 años de vida ya participó de varios campus de la liga norteamericana, López no desvía su foco de lo inmediato: "Sé que la NBA está muy lejos. Es el sueño de todo chico que juega a esto y uno debe hacer todo por conseguirlo, pero no por eso dejar de pensar en el presente. Por ahora, mi prioridad es superarme día a día, ayudar a mi equipo a entrar al Super 8 de la LDD y sumar minutos en La Liga". En la máxima categoría tuvo acción en 22 de los 41 partidos de la temporada.

San Lorenzo acompaña su desarrollo desde que arribó a la institución, en 2015. Un departamento, la contención propia de un club modelo y hasta "una chica que me cocina" conforman un soporte vital para la joven promesa. La infraestructura es otro valor agregado que empieza a notarse en el físico de López: "El gimnasio es espectacular y me sirve mucho. Antes me tiraban cada vez que iba hacia el aro y ahora me sucede bastante menos", pero aclara que "aún me falta sumar kilos de musculatura a mi cuerpo". Su discurso y sus actos ponen la meta siempre un poco más adelante. El diferencial que tienen los grandes jugadores por sobre los demás es que, pese a contar con innumerables cualidades, pueden enumerar la misma cantidad de aspectos a mejorar. Así se considera el juvenil, quien responde casi con obsesión que "flotadoras, tiro de tres, penetraciones hacia el aro" son un par de los conceptos en los que necesita evolucionar. Aunque sobre una faceta del juego en especial exhibe su progreso con orgullo: "Estoy dedicándome más a ser un jugador de equipo y no sólo pensar en mi. Utilizar mis condiciones para hacer mejor a mis compañeros". El manual del base.

El ejemplo de López sirve para comprender el éxito de los jugadores argentinos. La superioridad física no es una caracterista de estos. El talento, por el contrario, los equipara casi con cualquiera. Pero es la mentalidad, cualidad infaltable según el chico de San Lorenzo, lo que los hace resaltar. "Podés ser un virtuoso, tener toda la potencia del mundo, que si no sos fuerte de la cabeza no te sirve nada de eso". Una filosofía que fortalecieron dentro de la cancha los integrantes de la Generación Dorada y que ahora impulsan desde los escritorios. Todos los proyectos vigentes, individuales y colectivos, son consecuentes a una manera de entender el deporte, que le dio al básquet de la Argentina los mejores años de su historia.

Leandro Carranza

@leocarranza9

Estudiante de periodismo deportivo especializado en fútbol y básquet.

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