El problema no es la defensa, es el ataque
Es cierto que al equipo le falta picardía para defender en momentos decisivos, pero la propuesta de Guede se nubla con la escasa efectividad ofensiva del Ciclón, que genera pero no concreta.
Primer partido de Pablo Guede como DT azulgrana. Amistoso en Mar del Plata ante Huracán. Dominio absoluto en el primer tiempo. Varias situaciones claras de gol para San Lorenzo, pero ninguna entró. Sobre la hora, marcó de tiro libre Daniel Montenegro para el Globo. Injusto, pero si no la metés... Y el segundo tiempo, el Ciclón continuó intentando, pero su desesperación le jugó a favor del rival, que lo liquidó de contra con dos goles más.
Desde aquel partido en mediados de enero, no hay mucha diferencia al presente. Quizás el entrenador corrigió un poco el equilibrio defensivo. Al equipo ya no le meten goles de contra golpe como en este encuentro o como lo fue también ante River en la misma ciudad. Pero sí continúa con el déficit ofensivo, que sólo en un puñado de partidos no lo padeció.
Uno fue ante Boca, en Córdoba, donde San Lorenzo tuvo dos claras de entrada. Primero Angeleri (pateó alto un centro cerca del arco) y luego Cauteruccio (se la tapó Orión con el pie). Pero después, las cuatro posibilidades concretas, las convirtió, decretando una histórica goleada para obtener la Supercopa Argentina. Es decir, de seis situaciones, marcó cuatro. Impresionante eficacia.
Otros encuentros donde tuvo más puntería fue ante Olimpo y Vélez, casualmente los otros dos partidos que ganó. En Bahía Blanca no tuvo muchas, pero las que tuvo las facturó. Con Vélez generó un poco más y también se anotó con tres tantos. En limpio: salvo con Patronato, en todos los partidos que marcó más de un gol, los ganó. En aquellos que sólo pudo convertir un solo tanto, no triunfó en ninguno, evidenciando que este San Lorenzo sólo podrá cerrar los partidos haciendo goles, pero no defendiendo uno. Porque todavía está muy inocente.
El mal momento de Martín Cauteruccio, sumado al lento regreso de Mauro Matos, convirtieron a Nicolás Blandi como el referente número uno del área. Con él San Lorenzo tuvo su brisa de eficacia en tres de los doce partidos oficiales que jugó en el año. Sin él, el Ciclón no marcó más de un gol por partido.
Pero tampoco es sólo responsabilidad de los puntas. El medio no se conecta con constancia y los tiros desde el punto penal -menos mal que está Néstor Ortigoza- son los que le han dado un poco de aire al equipo, que ahora le cuesta muchísimo convertir en proporción con las situaciones que provoca en cada partido.
Ezequiel Cerutti, de lo más atractivo en este mini ciclo, está retrasado. Sebastián Blanco, todavía no aparece. A diferencia de Alan Ruiz por ejemplo, el ex Lanús sí tuvo oportunidades y continuidad, pero no logra ser el jugador que San Lorenzo espera de él. Nervioso, fuera de foco en varios partidos, hasta el momento no ha demostrado más que Fernando Elizari o Juan Cavallaro, por dar una odiosa comparación.
La defensa, tan cuestionada por el estilo Guede, quedando supuestamente expuesta por la gesta ofensiva que se propone, no es tan mala como se cree. Peca de verde, de inocente. Como anoche ante Gremio, intentando toquetear para atrás en momentos que había que estar más adelantado, momentos que Sebastián Torrico había dado señales de peligro con algunos malos despejes ante la presión rival.
Creer que un 1-0 parcial, la tenencia del balón y con haber generado las jugadas más peligrosas es sinómino de partido cerrado, es un erróneo diagnóstico para un partido de fútbol en la alta competencia. Un partido está cerrado cuando la ventaja en el score es superior y el rival, con el correr de los minutos, empieza a sentir cada vez menos posibilidades de igualar o revertir el marcador.
San Lorenzo, salvo con Boca en Córdoba, nunca pudo cerrar los partidos. Siempre que ganó, lo hizo sufriendo, en la estocada final. Y cada vez que iba ganando, sufrió su inmadurez para leer lo que el juego le iba avisando y entender lo que el partido le pedía.
Solito, el Ciclón se complicó en la Copa Libertadores. Ahora, deberá ganar los dos partidos que restan y esperar un par de resultados más. No es imposible, pero sí es muy difícil. Más, si continúa errando goles y creyendo que con un gol de diferencia a favor, y la tenencia defensiva de la pelota, un partido está resuelto.
- más leídas del día
-
-
Una luz de esperanza
-
Las increíbles jugadas que erró San Lorenzo
-
El problema no es la defensa, es el ataque
-
Tinelli: "Lammens es un hermano de la vida"
-
Abreu: "A Bauza se lo cuestionaba por conservador y hoy a Guede, que es lo contrario"
-
El manejo de Ortigoza y Belluschi
-
Guede: "No estamos muertos"
-
Quedó flaco para ir a México
-
Belluschi "Así es el fútbol"
-
Así quedaron las posiciones
-
El gol de Ortigoza
-
Alan Ruiz, el cedido destacado
-