El Ciclón, siempre presente

Hay que tener muy claro la grandeza del CASLA. Los clubes del ascenso sueñan con medirse con el. Por caso, anteayer la hinchada de All Boys lo cantó.

Este miércoles de Promoción entre la "A" y la "B" Nacional en el fútbol argentino me tocó estar en Floresta, cubriendo como director de la revista y el blog RUMORES DEL ASCENSO el partido de ida entre All Boys y Rosario Central, que culminó 1 a 1 (agónicamente igualó Guillermo Burdisso para el Canalla, que se benefició por un gol mal anulado a Mauro Matos, que significaba el 2-0 para el Albo). ¿Qué tiene que ver esto con San Lorenzo, usted dirá? Pues bien, el público local dejó volar sus sueños de Primera y en uno de sus cánticos mencionó reiteradamente el deseo de jugar con "River en el Gallinero, con Boca en la Bombonera y con los de Boedo (sic)".

  

Por algo la gente de un club de barrio de la Capital Federal menciona al Azulgrana. ¿Notaron la dimensión que tiene el Club Atlético San Lorenzo de Almagro para los simpatizantes de una modesta pero pujante institución, que está acumulando méritos para llegar al círculo privilegiado en base a esfuerzo y a una conducción ordenada y con visos de crecimiento?

 

Muchachos, sepamos aprovechar el poderío enorme que tiene San Lorenzo. Unámosnos entre todos los Cuervos para sacar adelante nuestra bendita institución, la misma que fundó el Padre Lorenzo Massa, sin ninguna apetencia personal. ¡Pues, a imitarlo, entonces!

 

San Lorenzo es muy grande, enorme, con un potencial y un posible desarrollo inimaginable, inusitado. Aprovechémoslo. ¿Se lo imaginan con una presencia fuerte en Boedo, su hábitad natural? Nadie nos para. ¡Boca y River no nos llegarían ni a los talones!

 

Luego del empate entre Albos y Canallas, saludé, acercándome al micro visitante, primero a Fabián García y luego a Leonardo Madelón. Sangre camboyana, el nacido el 25 de enero de 1963 en Cafferata, Santa Fe, me confesó, alegrándose por nuestra presencia cuerva: "Ya voy a dirigir a San Lorenzo", tal su aspiración máxima.

 

Siguiendo con Madelón, quien llegó al club en 1980, cuando tenía 17 años, hizo las divisiones inferiores para debutar con los grandes en aquel negro 1981, remarcaba, en el gran libro del compañero Román Perroni (San Lorenzo de los milagros), que lo que más lo impactó del fenómeno social de 1982 fue el apoyo de los hinchas: "En un momento el país estaba mal de ánimo y San Lorenzo era lo único que le daba un poco de alegría. Las recaudaciones eran más grandes que las de los equipos de la A. Los dirigentes rivales ni se oponían a resignar la localía. Iban a Vélez, River o Independiente. Con el dinero recaudado pagaban todas las deudas que tenían".

 

Siguiendo con aquella época de la revolución santa, San Lorenzo, su gente, su pueblo, generó dos hitos espectaculares: convocó más espectadores en un partido de la Segunda División que un River-Boca en el círculo privilegiado y además en un 1-1 ante Tigre llenó el Monumental, generando la segunda marca de asistencia de público de ese enorme estadio, tras el Argentina 3 Holanda 1 de la final del Mundial 1978.

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