El recuerdo azulgrana para Amadeo Carrizo
Ayer se conoció la noticia del fallecimiento a los 93 años del famoso arquero riverplatense, que mantuvo inolvidables duelos con nuestros delanteros Ernesto Picot y José Sanfilippo. Una evocación de aquellas épocas de oro del fútbol argentino.
Con la desaparición física de una leyenda del fútbol argentino como Amadeo Carrizo, se va un pedazo del balompié criollo. En su larga trayectoria de más de dos décadas en el arco de la banda tuvo duelos inolvidables contra los delanteros sanlorencistas.
Tal vez los más famosos sean sus duelos contra el “negro” Ernesto Picot, aquel delantero moreno que jugó en el Ciclón entre 1947 y 54. Picot era un experto en hacer todo tipo de picardías para sacar de quicio a Amadeo, a quien le señaló tres goles en 1954, suficientes para que lo apodaran como su “verdugo”. Dos de los tantos fueron en la victoria azulgrana por 3 a 1 en el Monumental el 13 de junio y otro en la victoria por 2 a 1 en el Gasómetro el 10 de octubre.
“Vino el Santos de Brasil a jugar a la Argentina, cuando todavía el Santos no era el de Pelé (cuenta Picot). Jugó con San Lorenzo y les gusté, entonces como tenían algunos lesionados me prestaron para jugar una gira con los brasileños por el interior, con la posibilidad que me vendieran. El Santos hizo una oferta que San Lorenzo rechazó, pero ellos dijeron que querían verme un partido más. Y justo jugué contra River. Iba a jugar en reserva, llegué al estadio y me ponen en primera. Y esa tarde me convertí en el fantasma de Carrizo. Me decían que le hacía goles de puro astuto, ,de esos sorpresivos, amagando no llegar y llegando. Al final pese a mi actuación el pase al Santos no se hizo”.
Sin embargo el delantero azulgrana que más goles le hizo a Carrizo fue José Sanfilippo, que le señaló 9 goles entre 1955 y 62. Sus más recordados los dos de la victoria por 5 a 1 en la última fecha del torneo de 1957 o también los 2 en un triunfo en el Monumental por 4 a 2 en 1958(con el cual se le quitó a River un invicto de casi 4 años en su estadio).
“El Nene me quitaba el sueño (cuenta Carrizo). Fue el delantero más peligroso que me tocó enfrentar. Era pícaro, inteligente, astuto. Con impresionante rapidez mental, eligiendo justo para concretar. Dotado para sacar el remate con cualquiera de las dos piernas, acompañado de una facilidad, velocidad, potencia y puntería asombrosas. El jugador argentino que menos espacios necesitaba para pegarle con dirección de gol”.
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