Herrera, el mejor amigo del gol que necesita su chance

El gol es su mejor compañero. El más fiel. El que lo acompaña desde el inicio de su carrera, en la Primera D. Nunca lo dejó a gamba el gol a Jonathan Herrera. Siempre estuvo a su lado, en cada categoría del fútbol argentino. Tanto es así que es el jugador que ha sabido marcar en cada una de las divisiones, toda una marca personal. Y ahora, después de un tiempo largo separados por la pandemia y por un comienzo con pocos minutos en San Lorenzo, este delantero de 29 años quiere reencontrarse con su amigo el gol cuando este sábado salga a la cancha con la azulgrana puesta por primera vez desde el arranque.

Con Franco Di Santo recuperándose de un desgarro, Herrera se encamina para ser el reemplazante de Ángel Romero (se fue con su hermano Oscar a la selección de Paraguay) en la delantera del Ciclón. El mendocino volvió a moverse de modo diferencial este martes. Se espera que ya este miércoles pueda estar a la par del grupo, pero Mariano Soso preferiría no arriesgarlo ante Aldosivi.

Por eso, todo indica que Herrera tendrá su chance como titular en el desafío más importante de su carrera hasta el momento. Fue el primer refuerzo en llegar en el invierno (luego fue anunciado Di Santo), pero por diversas cuestiones no logró llegar al ciento por ciento al inicio de la Copa de la Liga profesional.

Primero su mujer, que estaba embarazada, dio positivo de coronavirus y él debió aislarse por lo que no pudo empezar a entrenarse en campo cuando todos volvieron al ruedo. Cuando estaba para retornar, el que dio positivo fue él y tuvo que seguir guardado. Cuando al fin se sumó, padeció alguna molestia muscular producto del parate extenso. Esto, sumado a una licencia por paternidad, lo hicieron retroceder casilleros en la puesta a punto.

Soso lo llevó al banco y lo metió en los complementos ante Argentinos y Estudiantes. Apenas lleva 20 minutos entre ambos encuentros. Y ahora podría tener la oportunidad desde el comienzo en Mar del Plata.

Sabe de remarla este atacante nacido en Morón que se metió a jugar en serio recién a los 17 años. Una fábrica de caños para ventanas era su trabajo de adolescente. Con su amigo, Gonzalo Bravo, fueron a una prueba y quedó en Centro Español en 2009. Su primer sueldo como futbolista fueron 200 pesos. Pero los goles lo fueron llevando en un camino ascendente de a poco.

Deportivo Riestra se fijó en él y lo contrató. Y siguió respondiendo con goles. Su poder de fuego se hizo notar en cada categoría. Jugó en Venezuela y en Chile. Volvió a Riestra donde se transformó en máximo artillero y en Central Córdoba puso sus pies en Primera. Rindió y llamó a atención de los grandes. Estuvo en el radar de Independiente, pero San Lorenzo se lo quedó cuando preparaba las valijas para irse al exterior.

Después de recuperar preparación en las últimas semanas, Jonathan Herrera está listo para ser titular e intentar demostrar que su relación íntima con el gol es inquebrantable.