Insua se equivocó y pagó, pero el Gallego no se mancha

El mal planteo inicial y la postura defensiva le costaron a San Lorenzo la derrota en Rosario y lo puso al DT como destinatario de algunas críticas desmedidas. ¿Para tanto?

Insua reonoció su falla. Foto: San Lorenzo

Insua reonoció su falla. Foto: San Lorenzo

El regreso de Rosario fue con las manos vacías y la abolladura de un golpe que dolió, sobre todo por las formas. San Lorenzo prácticamente no pateó al arco (y no es una manera de decir), apenas cruzó la mitad de la cancha y mereció la derrota. Y, por más que Newell's tardó en poner el 1-0, dominó desde el minuto uno ayudado por un planteo inicial equivocado de Ruben Darío Insua. Perder no le gusta a nadie, está claro, y las críticas reaparecieron por Boedo, en algunos casos con llamativa vehemencia. ¿Es para tanto?

La intención de estas líneas no es realizar juicios de valor sobre opiniones ajenas o comentarios de redes sociales (el espacio público actual, guste o no). Sí se intenta darle un contexto y ubicar en tiempo y espacio la derrota de este lunes que dejó al Ciclón segundo en la tabla detrás de River.

Insua se equivocó. Y pagó con un lindo porrazo tras cinco fechas de no perder. La lectura del DT fue erronea y se vio desde el vamos. Fue tan evidente que el propio entrenador no esperó ni media hora para realizar el primer cambio con el ingreso de Gonzalo Luján (salió Ezequiel Cerutti) para que Jalil Elías se corriera del carril derecho al medio.

El Gallego reconoció así de inmediato su falencia. Parece lógico, aunque no es una cualidad digna de todos los técnicos la de levantar la mano y decir “mala mía”. Muchos mueren con la suya, por más de que internamente sepan que se equivocaron. Pero prefieren eso antes de admitir un error. Tal vez piensen que pueda ser una muestra de debilidad. Nada más alejado de la realidad. Por el contrario.

Insua no solamente corrigió su planteo en el primer tiempo, sino que también lo dijo claramente y sin vueltas en la conferencia de prensa posterior. Cero caprichos. Cero vedettismo. Claro que esa humilde actitud, que se valora y se rescata en un ambiente en donde no abunda, no lo exime de la responsabilidad de la derrota.

Al margen de esa idea fallida inicial, luego remendada, se sostuvo una clarísima postura defensiva, hasta por demás. San Lorenzo se refugió literalmente en la puerta de su área grande. El habitual 5-2-3 se volvió más que nunca un 5-4-1 ya que los extremos fueron más volantes y Adam Bareiro quedaba como única punta de lanza. Todos bien compactos, cerrados, para no dejarle espacios al rival.

Se logró en gran parte el objetivo porque Newell's no tuvo más libertades para generar situaciones de riesgo ante Augusto Batalla. La consecuencia de esto fue no atacar nunca. Nunca es nunca. Los azulgranas no patearon al arco, salvo en tiempo de descuento ya con el resultado abajo y con la obligación de irlo a buscar. Un tirito del Perrito Barrios que no fue problema alguno para el arquero rival.

En esos escasos 10 minutos en los que la visita salió de la cueva y se dignó a cruzar la cordillera de la mitad del campo dio la sensación de que la historia podría haber tenido otro final si el plan hubiera abarcado también la parte ofensiva desde el vamos y no cuando ya se estaba perdiendo. Pero ya entramos en el terreno de los supuestos.

Lo concreto: el planteo del entrenador no fue acertado, sí. San Lorenzo tiene herramientas para atacar, también de visitante. Lo hace en el Nuevo Gasómetro (venía de meterle cuatro a Gimnasia, con un hombre más) y tranquilamente puede hacerlo fuera de casa, independientemente del rival. En este caso Newell's venía en levantada y en el Parque se hace muy poderoso. Pero del otro lado sabían que enfrentaban a uno de los animadores del torneo. Eso también es un arma que San Lorenzo debe utilizar.

Ahora bien, esta falla de Insua no borra de ningún modo todo el camino y la evolución notoria recorrida desde su llegada. Se dijo y se repetirá: el Gallego ordenó, pacificó y restauró el fútbol del Ciclón y hasta algunas cuestiones institucionales. No solamente se limitó a pensar la táctica para cada fin de semana; se hizo cargo de resolver situaciones que en otro momento o con otro DT hubieran terminado en un escándalo: conflicto con Nicolás Fernández Mercau cuando presionaba para ser vendido a Alemania, lo mismo con Agustín Martegani, el caso de Federico Gattoni...

Levantó niveles individuales: Barrios, Bareiro, Elías, Braida (en un puesto que no es suyo). Asentó en Primera a Hernández, Giay, Luján. Se la jugó con Vombergar (y lo extrañó mucho en Rosario). Confió en Batalla para el arco y éste se muestra cada vez más seguro. Le devolvió la confianza a un plantel moralmente y psicológicamente destruido (sin exagerar; había jugadores que terminaban llorando los partidos).

Se equivocó en Rosario, sí. Tal vez su cuenta pendiente es encontrar la manera de animarse más cuando sale del Bajo Flores, porque sin dudas necesitará dar ese paso si pretende realmente aspirar a un título. Ruben Darío, al fin y al cabo, es humano y como tal no es perfecto, más allá de la idealización que se hizo sobre su figura en este último tiempo. Ni una cosa ni la otra.

De una vez por todas habrá que resistirse a la autodestrucción a la que San Lorenzo se acostumbró en los últimos años negros. Es altamente nocivo y perjudicial enloquecer a la primera de cambio. Falta más de la mitad del torneo, la Copa Argentina recién arranca y la Sudamericana está próxima. Calma.

Insua se equivocó y pagó, pero el Gallego no se mancha.

Por @LanzillottaOk

Mundo Azulgrana

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Sitio web y programa de radio dedicado al Club Atlético San Lorenzo de Almagro

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