Nos dejaba el Gran René
El 14 de mayo de 1983 falleció, cuando sólo faltaban cuatro días para que cumpliera 63 años, Rene Pontoni, uno de los máximos exponentes del fútbol azulgrana.
Un crack que brilló entre los que mas brillaron, destacándose en la década dorada del futbol argentino. Fue un futbolista distinto que contaba con innumerables recursos para atraer a los espectadores que llegaban sólo para verlo a él.
Fue un artista con el balón, que solía dibujar sonrisas por sus dotes.Un delantero que no sólo tenía gol, sino que además se destacaba por los lujos y las maravillas que acostumbraba realizar. Un luchador que afrontó la muerte de su padre cuando apenas tenia 4 años y un trabajador que a los 12 tuvo que salir a repartir huevos para conseguir el alimento para su familia.
Empezó a exhibir sus condiciones en Gimnasia y Esgrima de Santa Fe y en poco tiempo pasó a Newells, donde debutó justamente contra San Lorenzo. Y Rinaldo Martino, su amigo, lo convenció para que se instale en Boedo.
Pontoni formó junto con Rinaldo Martino y Armando Farro, el famoso tridente histórico que sobresalió en la segunda conquista profesional del conjunto azulgrana, en 1946, y que anotaron 90 goles en 30 encuentros. En ese mismo torneo, además, marcó 20 tantos que lo convirtieron en el mayor artillero del equipo.
Como si su hambre de gloria no se hubiera saciado tras gritar campeón, al año siguiente, en 1947, otra vez fue el goleador azulgrana con 23 goles en 28 partidos, un promedio de 0,82 goles por encuentro, una estadística que parece hablar por sí sola.
Entre ambos torneos, estuvo la exitosa gira por Europa, donde fue tan alto su nivel que el Barcelona lo quiso adquirir a cualquier precio, y hasta ofreció un cheque en blanco, sin embargo, Pontoni no quiso opinar sobre la oferta y le dijo al club catalán que hablara con el presidente de San Lorenzo, Domingo Peluffo, quien se negó a venderlo.
Tiempo después una brusca infracción de un defensor de Boca, Rodolfo De Zorzi, le rompió los ligamentos de la rodilla derecha. La medicina, en aquel entonces, no otorgaba los cortos plazos de recuperación que existen en la actualidad y a consecuencia de esta lesión estuvo dos años inactivo y nunca pudo recuperar la magia de sus años jóvenes, no obstante, su calidad le alcanzo para triunfar y sobresalir primero en Colombia y luego en Brasil.
Volvió a San Lorenzo, pero sólo disputo dos encuentros, la rodilla no aguantó y decidió abandonar la profesión. Tuvo dos experiencias como entrenador del club de Boedo, la primera en 1955 y la otra en 1962.