Guede ya conoce el Bidegain

El 8 de septiembre de 1996 un San Lorenzo en crisis que venía de ser eliminado de la Copa Libertadores y llevaba varias fechas sin ganar (y con escaso poder de gol), recibió al siempre duro Deportivo Español, que dirigía Oscar Caballero. En el Ciclón debutaba un técnico funesto que nunca le encontró la vuelta al equipo: Carlos Aimar.

A los 18 minutos el joven volante Federico Basavilbaso anotó el gol que sería de la victoria. Se trataba de su primer gol en primera y no sería un tanto cualquiera. Aquel impacto fue suficiente para que ante la urgencia de resultados, el presidente Fernando Miele lo contratara en el acto. Siete días después debutaba en la Boca ante nuestros hijos eternos, produciendo un hecho por demás curioso.

A los 24 minutos del segundo tiempo y con un Ciclón que chocaba buscando el empate con el “anémico” Silvano Maciel y el empuje del pibe Guillermo Franco, ingresó en los visitantes un delantero que venía de hacer goles con Nueva Chicago en el Nacional: Pablo Guede. Las crónicas dicen que marró en pocos minutos dos goles hechos, que fueron conjurados por el flaco Passet.

El final culminó con una derrota merecida y silbidos de todo el estadio para un equipo que no encontraba el rumbo. Algunos exaltados incluso quisieron agredir al presidente Miele. Netto (que fue expulsado) jugó su último partido, para luego irse a Racing. El pibe Guede no imaginó nunca que veinte años después vendría para darle al Ciclón el toque de buen fútbol que no tuvo aquella tarde.

Los equipos formaron así, San Lorenzo: Passet; Lezcano, Almandoz, Ruggeri; Rivadero, Galetto, Netto, Manusovich (Gorosito); Silas; Maciel y Arbarello (Franco). Español: Campagnuolo; Artaza, Fuentes, Meske y Dopazo; P. Fernández, Odriozola, Basavilbaso, Almirón; Ojeda (S. Castillo) y Parodi (Pablo Guede).