La eficaz noche de Ortega Sánchez en Liniers

San Lorenzo cumplió una excelente campaña en el torneo 87/88 finalizando subcampeón, detrás del excelente equip de Newells del “piojo” Yudica. Luego de finalizado el campeonato se disputó la liguilla prelibertadores, en busca del segundo representante argentino en el máximo certamen sudamericano. San Lorenzo no jugaba la copa desde 1973.

El Ciclón inició su camino eliminando al recién ascendido Deportivo Mandiyú de Corrientes, con quien empató los dos partidos en un gol pero lo superó por ventaja deportiva, no sin algunos sobresaltos y dudas. En la siguiente instancia de semifinales San Lorenzo debió enfrentar a Vélez y en aquel primer partido en Liniers se presentó con Chilavert; Malvárez, Marchi, O. Jorge y Riquelme; Bernuncio, Giunta, Ortega Sánchez; Romano, Ahmed y Perazzo.

El único gol de la noche y que sería el definitivo para sentenciar la serie provino de la efectividad de Ortega Sánchez para aprovechar un “regalo” de la defensa local a los 24m de la primera etapa. Un largo despeje de Malvárez llegó al área velezana y el defensor Rojo asediado por Perazzo la cabeceó hacia el medio, justo donde estaba solito el “Beto” para que con violento derechazo abra el partido.

San Lorenzo luego se replegó y sostenido por la contención de Bernuncio y Giunta y la seguridad de Chilavert, hizo estériles los pocos acercamientos del Fortín. Pero como mal recuerdo de ese partido esa noche salió lesionado Perazzo, perdiendo otra pieza ofensiva Veira ante la también lesión de Tedini y la presencia de Siviski en la Selección Argentina. Fue esa noche sin saberlo la última de Perazzo con la camiseta de San Lorenzo.

Pocos días después en la revancha jugada en cancha de Ferro, el Ciclón mantuvo la ventaja tras empatar 0 a 0 y eliminó a Vélez, clasificando a la final de la Liguilla justo con Racing Club, reciente campeón de la primera edición de la Supercopa. San Lorenzo venció más tarde a los de Avellaneda en la doble serie de finales, con un 2 a 0 en Avellaneda en un épico partido con golazos de Romano y Ortega Sánchez y pese a caer en la revancha por la mínima diferencia clasificó a la Libertadores con gran algarabía luego de 15 años de ausencia. Un recuerdo imborrable de un conjunto sanlorencista con un corazón gigante.

 POR LEANDRO D'AMBROSIO