Buenas intenciones boicoteadas por malas decisiones

El San Lorenzo de Romagnoli intentó demostrar una saludable búsqueda por protagonizar, pero eligió muy mal y arrancó con un durísimo golpe.

Caras largas tras la derrota en Montevideo. Foto: AFP

Caras largas tras la derrota en Montevideo. Foto: AFP

Inoportuno o no, la realidad es que en plena competencia por la Copa Libertadores, San Lorenzo atraviesa una etapa de transición en su fútbol. La salida de Ruben Darío Insua y el inicio de la era de Leandro Atilio Romagnoli implican un cambio de chip que llevará su tiempo. Tiempo que el equpo no tiene si pretende clasificar a octavos de final. El Ciclón del Pipi se debería ir viendo con el correr de los partidos. El primero ratificado oficialmente en el cargo de DT fue un duro traspié en Uruguay. El elenco de Boedo demostró de movida una postura protagónica; sin embargo, las malas decisiones le fueron boicoteando las chances de ganar.

El 0-1 ante Liverpool en Montevideo será un pésimo recuerdo para todo San Lorenzo, pero principalmente para Romagnoli ya que se trataba de una noche muy especial. Tenía experiencia como interino, pero era su primera vez como técnico permanente en la máxima categoría. El ídolo intentó impregnarle su sello al equipo de arranque. Y algunos rasgos pudieron verse aunque claro está que lejos estuvo de alcanzar.

El flamante entrenador optó por sostener el mismo once con el que había igualado la semana pasada ante Central Córdoba de Santiago del Estero en el cierre de la Copa de la Liga. Esto incluyó la apuesta por mantener a Tobías Medina detrás de Adam Bareiro en el 4-2-3-1, el sistema predilecto del ex enganche azulgrana.

No funcionó. Toto estuvo impreciso e inseguro en los pases. Esto dificultó la elaboración. No se encontró con Nahuel Barrios, otro que no exhibió su habitual explosión. Lo que sí logro fue tener el control de la pelota, más allá de que le costó mucho saber qué hacer con ella.

La premisa de querer dominar la cumplió. San Lorenzo salió con la idea fija de manejar el balón y así lo hizo. No obstante, esto no se tradujo en una supremacía por sobre su adversario. La principal razón fue la equivocación constante en la toma de decisiones sobfre el césped. Eligió mal el visitante en el Estadio Centenario. Una y otra vez.

Falló pases claros. Comandó mal los contraataques. Resolvió mal las poquitas veces que llegó a los últimos metros del campo. Las dudas invadieron a todo el equipo, que jugó los 90 minutos en cámara lenta. Careció de cambio de ritmo, de aceleración. Las veces que lo hizo generó algo de peligro, como en una pared entre Giay y Medina que terminó en un remate de Barrios.

Todo se encaminaba a un empate sin goles porque el rival proponía mucho menos en una noche casi sin emociones. Hasta que una fatalidad defensiva de Giay le entregó la llave del gol y un triunfo inmerecido a Liverpool, que se llevó demasiado premio.

¿Hubiera sido un justo ganador San Lorenzo? Por lo producido en el área de enfrente, lo más justo hubiera sido la repartija de puntos, pero si hubo uno que siempre buscó dominar ese fue el equipo del Pipi.

La derrota empaña todo, claro. Sin embargo, algunos rasgos saludables aparecieron. A cuentagotas, es cierto. Y todavía está lejísimos de ser suficiente. Queda mucho por madurar en muy poco tiempo. Todo un problemón.

Por @LanzillottaOk

Mundo Azulgrana

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