El Vasco que condenó al descenso al fortín

San Lorenzo no cumplió una buena campaña en el campeonato de 1940. El equipo finalizó en el noveno lugar y utilizó más de 40 jugadores en la temporada, que comenzó con Guillemo Stábile como entrenador y culminó con Oscar Tarrío en el banquillo. Solo dos detalles sobresalen de aquella floja campaña: el triunfo en la fecha final ante Vélez que lo condenó al descenso y el cetro logrado como goleador del torneo para Isidro Lángara.

En la jornada final del torneo San Lorenzo visitaba al “fortín” que necesitaba ganar para evitar el descenso, ya que un punto por debajo se encontraba Atlanta que recibía a Independiente. El Ciclón esa tarde de diciembre se presentó con Atilio Herrera; Carignano y Eduardo González, Zubieta, D’Adario y Colombo; Cavadini, Fabrini, Lángara, Diego García y Nicolau. Sin ningún prejuicio y desprovisto de incentivaciones San Lorenzo salió a jugar el partido con toda hidalguía y buenas artes.

Mientras en el otro estadio Atlanta vencía sospechosamente a Independiente por 6 a 0 (resultado final que terminaría decorado por 6 a 4), en Villa Luro el partido aparecía empatado sin tantos cuando promediaba el segundo tiempo. Fue allí que a los 20m del complemento luego de un centro de Cavadini, que Lángara con un cabezazo esquinado puso el primer gol del partido. Y a minutos del final y luego de un rebote en el travesaño, otra vez Lángara anotó con la testa su segundo gol. El vasco Lángara llegó entonces a los 33 goles en el campeonato, alcanzando el cetro mayor como goleador del torneo, lugar que compartió con el paraguayo Benítez Cáceres de Racing. Para Vélez los goles del vasco lo condenaron al descenso.

Isidro Lángara volvía a salir goleador en una temporada oficial, tal como había hecho jugando para el Oviedo de España en las temporadas 33/34, 34/35 y 35/36 y que también alcanzaría años más tarde jugando en México. Goleador en tres países distintos.

POR LEANDRO D'AMBROSIO