Coloccini: "La cabeza era el peor enemigo"

En una Navidad, cuando era chiquito, me habían regalado la camiseta de Boca y yo dije ‘soy del equipo del abuelo’, que era de San Lorenzo. Después iba a ver al viejo jugar en el club y la gente coreaba su nombre, con todo lo que significa para un chico vivir eso. Y en el 95, con 13 años, me escapé a Rosario para ver el campeonato. Mi mamá se enteró cuando volví de madrugada, la desperté gritando ‘dale campeón’ y la abracé”.

Bien podría ser cualquier hincha treintañero contando, relajado y con una sonrisa, algunas historias sobre su amor por San Lorenzo. Pero se trata de un jugador profesional con una extensa carrera, pasos importantes por Europa y la Selección, y que a los 36 años aún disfruta defender la camiseta que más quiere. “Hay futbolistas que dicen que pierden el fanatismo, que no son hinchas de ningún club. Y a mi nunca me pasó”, cuenta Fabricio Coloccini mientras observa a su hijo Tiago darle a la pelota en la cancha de baby del Club Parque, como papá hizo en el pasado, y accede a los pedidos de fotos de los compañeritos. El defensor le abrió a Olé la puerta de un momento íntimo para charlar sobre su presente, lo que le provocó haber sido apartado cuando Aguirre era el técnico y lo que significó volver a jugar de manera oficial después de ocho meses.

-¿Te sacaste un peso de encima?

-Sí, porque después de tanto tiempo apartado, sin jugar un partido oficial, por la edad... Era un encuentro muy importante para demostrarme a mí mismo, era una deuda con mi cabeza, mi enemiga en este tiempo. Lo tomé como un desafío y por suerte salió bien.

-¿Con Boca considerás que era una prueba de fuego?

-En un momento lo pensé... Después me dije a mi mismo que no tenía nada que demostrar, que un partido no iba a cambiar mi vida.

-¿Tenías dudas sobre si podías seguir jugando?

-No dudaba de mis condiciones ni del amor por esta profesión, pero la cabeza era mi peor enemigo. Levantarte para ir entrenar sabiendo que no ibas a jugar, que ni ibas a estar convocado... Todas esas cosas negativas se sufren bastante y hay que lograr salir adelante.

-¿Pensaste en largar?

-Lo que más me perturbaba era pensar que no volvería a jugar con la camiseta de San Lorenzo. Porque el entrenador no me tenía en cuenta, el club no puede hacer nada... Jugar sabía que iba a jugar en algún lado. Lo que más molestaba y dolía era irme de San Lorenzo de esa manera, apartado. Yo quería irme jugando y no por la decisión de otra persona.

-Esos meses apartado, ¿en qué te apoyaste? ¿Fuiste al psicólogo?

-He ido mucho tiempo al psicólogo pero no en este caso. Me han pasado cosas graves en la vida y esto lo tomé como que hay situaciones peores, un desafío que tenía que afrontar cada día.

-¿Es importante el psicólogo en los planteles profesionales?

-Para mí es importante, especialmente para los chicos que recién empiezan y que acá se les mete mucha presión. Y ellos tiene que estar preparados para soportar esa carga emocional.

-Cuando estuviste separado del plantel te tocó practicar con muchos pibes, ¿cómo era la relación con ellos en el día a día?

-Excelente. Y también me apoyé mucho en los chicos, en el sentido de que tenía que ir todas las mañanas y ellos están empezando su carrera. Creía que lo que podía dejarles era que, a pesar de la situación que vivía después de la carrera que hice, no bajaba la cabeza, no estaba fastidioso. Mi meta era demostrarles a los chicos que más allá de la adversidad hay que seguir peleando.

-Te habías ido en 2001 siendo muy querido, ¿a la hora de volver al país pensaste lo que ponías en juego por el exitismo que hay acá?

-Sí, lo pensé. A la hora de tomar la decisión me preparé para venir a la Argentina. Acá jugás dos partidos mal y ya te insultan, después tenés dos buenos y sos ídolo. Ahí a veces empieza el desbalance en la cabeza de un jugador.

-Estuviste ocho años viviendo en Inglaterra, ¿allá es igual?

-Hay murmullos, abucheos, pero en otra medida, no por dos partidos, hay más paciencia. Y se fijan en la persona, si es un chico, si es alguien que recién llega. Es diferente.

-¿Y la vida cotidiana cómo era?

-Muy linda, sacando el clima, ja. En lo referido al juego, siempre jugás con cancha mojada. Después, la gente es muy respetuosa, el país es ordenado. La verdad es que la pasé muy bien.

-¿Ahora, que pudiste jugar de nuevo, esperás tener continuidad?

-Desde que me pasó todo lo que ocurrió, intento pensar en disfrutar y si me tocara la posibilidad de estar, tratar de aprovecharla. Tengo la suerte de compartir vestuario con Gonzalo (Rodríguez), una persona que aprecio y con quien tengo una excelente relación. Si le toca jugar a él, deseo que le vaya muy bien.

-¿Se puede pelear por el título?

-No son muchas, hay posibilidades. No debemos fijarnos tanto en qué hace Boca, sino concentrarnos en no fallar nosotros.

-Después de haber jugado mal contra Talleres, ¿los dejó tranquilos la mejora con Boca?

-Fue una espinita que nos sacamos porque se habló mal esa semana después de Talleres. Fue un partido malo nada más, luego lo demostramos ante el puntero.

-¿Les molesta que se hable mucho de Boca, River y Racing y no tanto de ustedes a pesar de que están peleando la Superliga?

-No me molesta, ellos invirtieron mucho dinero, tienen más presiones por ese motivo. Tenemos que hacer bien los deberes para que se hable de nosotros.

-¿Cómo lo ves al Pampa?

-Cuando asumió todos tenían dudas, y se ganó el cargo. Es un tipo de la casa, que conoce a todos los pibes de Inferiores y sabe lo que es el club.

-¿La idea que tenés es poder retirarte en San Lorenzo?

-Me gustaría retirarme acá, pero nunca se sabe. No es sólo mi deseo, depende lo que quiera el club.

Fuente: Olé