Soso, Di Santo y los pibes que piden no salir
En un torneo tradicional largo San Lorenzo podría darse el lujo de darle tiempo y rodaje a un futbolista para que con los partidos encuentre ritmo y nivel, pero no en esta Copa en la que hay urgencia de rendimientos y resultados.
El ciclo de Mariano Soso había comenzado con grandes noticias que hace tiempo se estaban esperando por Boedo. Los pibes del club empezaban a recibir mayor atención por parte de un entrenador de Primera y pisaron fuerte de entrada nomás en el equipo titular. Pero llega un momento en que el técnico toma decisiones que, claro está, repercuten en el funcionamiento. Siempre lo hará con el objetivo de mejorar el rendimiento, o al menos mantenerlo si es que ya es bueno el nivel colectivo. En el último encuentro, en su primera derrota al frente de San Lorenzo, sucedió lo contrario. ¿Por qué cambiar lo que está bien?
La pregunta se la hacían ya antes del encuentro contra Talleres muchos hinchas en las redes sociales que veían con desagrado la salida de un chico de la casa como Mariano Peralta Bauer, que había entrado con goles en el equipo, para instalar el ingreso de Franco Di Santo, el refuerzo de peso que trajo la dirigencia a mitad de año que viene sumando fútbol tras superar un desgarro.
Con el diario del domingo decimos que la cuestión no funcionó. Di Santo hizo bien su aporte en bajar balones y en pivotear, pero en el área careció de peso. ¿Fue todo su culpa? No. ¿Cuántas situaciones de gol claras tuvo? Ninguna. No supo generárselas, pero tampoco recibió asistencia de su compañero de ataque, Ángel Romero, ni de los volantes.
De todos modos, los cambios le dieron otra imagen a San Lorenzo este sábado. Con Alexander Díaz y Peralta Bauer en cancha, el ataque recibió un refresh. Mayor movilidad, desmarque y verticalidad. Peralta Bauer generó el penal que tiró afuera Ángel. Ojo, la elaboración continuó en el debe. San Lorenzo fue más con empuje que con planificación. Pero hubo mayor determinación, la misma que que se veía con los pibes en cancha en partidos anteriores.
Se insiste, ¿por qué cambiar si la cosa venía funcionando, aun con sus carencias? El interrogante resuena más fuerte después de la primera caída en este ciclo que tiene mucho por delante todavía. El entrenador está para decidir. Y no siempre resulta una tarea sencilla. Di Santo arribó como un delantero con vasta experiencia en Europa. Para Soso, en los encuentros de pretemporada, era titular hasta que antes del debut oficial se desgarró. Eso le abrió la puerta a Peralta Bauer, que demostró estar a la altura. Con el mendocino recuperado, el DT de a poco le fue devolviendo el puesto a cambio de sacrificar al juvenil goleador. Algo similar hizo con Gino Peruzzi cuando se lesionó la primera vez (cuando se repuso sacó a Salazar para devolverle la titularidad). Pero…
Di Santo parece aún no acomodarse del todo al ritmo del fútbol argentino. Y se ve en rendimiento por debajo de los chicos que entran en ofensiva, tanto Peralta Bauer como Alexander Díaz. El dilema a resolver por el técnico entonces será: ¿Mantener al refuerzo figura a como dé lugar o poner realmente a quien le dé en este momento mayores frutos al equipo?
Nunca es fácil acomodar las piezas en un equipo grande, por las caras largas de los que salen, las críticas de la prensa si la cuestión sale mal, el disconformismo de los hinchas, las opiniones dirigenciales y demás. Pero en este particular campeonato argentino hay un condicionante más: la urgencia.
No es un torneo largo y ahora exige ganar o ganar para terminar primero en su grupo y acceder a la final de la Copa Diego Maradona. Ese es el objetivo innegociable de este San Lorenzo que carece de doble competencia y que tiene su atención centrada en una sola meta. Las equivocaciones se pagarán más caras, pero los aciertos serán más fructíferos. En una liga tradicional de más de 20 fechas, podría darse el lujo de darle tiempo y rodaje a un futbolista para que encuentre jugando ritmo y nivel; no en esta Copa que requiere resultados ayer.
Contrariamente a lo que había ocurrido en la primera fase, el panorama empezó torcido para el Ciclón de Soso en la zona de fuego. Pero está a tiempo de resolver sus dilemas y de tomar las mejores elecciones en favor de un San Lorenzo en construcción que venía en crecimiento.