Ladrillo a ladrillo, San Lorenzo va edificando una identidad

El San Lorenzo de Ruben Darío Insua ya tiene un sello. No está del todo formado. Le faltan varios ladrillos todavía por poner para terminar de construirse. Sin embargo, de a poco, sin saltearse peldaños, el Ciclón va sumando confianza y, al margen del resultado que obtenga en los partidos, existe un denominador común que va distinguiéndolo: la entrega.

Lo que Pedro Troglio se había puesto como objetivo apenas asumió en el cuadro de Boedo, lo está logrando el Gallego en un par de meses. Troglio había afirmado que pretendía un “equipo molesto”, que, empujado por la intensidad, sea un escollo complicado para cualquier rival. Pues bien, Pedrito pasó sin éxito y el que está logrando eso mismo es Insua.

Eso es este San Lorenzo que aún debe pulir varios aspectos de su juego. Es un equipo molesto, fastidioso para los adversarios. A ninguno se le hace sencillo entrar al área azulgrana. Y eso buscó el DT en un principio, ir de atrás para adelante. Aferrado al esquema de tres centrales y dos carrileros, San Lorenzo consigue sentirse seguro. Para anotarle tienen que agarrarlo en una muy mala noche o en un momento de distracción (como hizo Patronato para dárselo vuelta en Paraná). No se está diciendo que es inquebrantable, no. Pero sí que ha alcanzado una estabilidad defensiva que le permite a los volantes y los hombres ofensivos mayor soltura.

De a poco, los momentos de protagonismo van creciendo en cada encuentro. Ya no se ve un equipo refugiado detrás de la mitad de la cancha, como ocurría en los primeros compromisos de este ciclo. Paso a paso, el Ciclón va asomando cada vez más hacia campo ajeno. Claro que cada juego y cada contrincante le pondrá adelante una responsabilidad diferente. No obstante, contra Platense asumió la responsabilidad de controlar la pelota desde el inicio, algo que por ejemplo no hizo contra Arsenal en la tercera fecha.

Puede todavía faltarle fútbol, sociedades, mayor elaboración. Es correcto. Pero lo que parece no faltarle nunca es el compromiso a este Ciclón de Insua. Las ganas de los más jóvenes se mezclan con la solvencia de los más experimentados. Todos corren, todos meten; nadie se entrega.

Y ese es el primer rasgo distintivo de este proceso que comenzó desde cero y que va creciendo partido a partido. Con errores, con distracciones, con cuestiones a mejorar, claro. Pero con una idea fija que no se negocia: el que no corre, no juega. Y así, San Lorenzo va forjando al fin una identidad después de tanto navegar entre diferentes estilos de técnicos que pasaban sin poder dejar su huella.

Ladrillo a ladrillo, Insua va edificando sobre bases sólidas pensando siempre en lo que viene. Por ahora, su obra avanza pero necesita seguir creciendo cada fin de semana.

Por @LanzillottaOk