El clásico terminó en otro pálido empate, San Lorenzo sigue sin ganar y el final fue todo bronca

En la vuelta del fútbol el Ciclón de Romagnoli recibió al Globo en un Nuevo Gasómetro que empezó a pura fiesta pero se despidió a silbidos por un pobre 1-1. ¡Mirá!

Remedi, dueño de la mitad de la cancha. Foto: San Lorenzo

Remedi, dueño de la mitad de la cancha. Foto: San Lorenzo

La espera terminó. Volvió el fútbol y el equipo no estuvo a la altura de tanta expectativa. San Lorenzo había arrancado bien, a pura intensidad y con un gol arriba. Pero Huracán se lo empató de tiro libre antes del entretiempo y el clásico de barrio terminó en un empate más que de nada le sirve a los de Pipi Romagnoli. El Ciclón sigue sin ganar en la Liga Profesional y no logra despegar del fondo de la tabla. Hubo silbidos y canto contra la dirigencia.

Sin los refuerzos (no llegaron las habilitaciones a tiempo tras el pago de las inhibiciones a último momento), Leandro Romagnoli se las arregló con lo que tenía, apostando a la base del equipo titular del semestre pasado.

Y apretó de entrada el local. De un tiro libre de Iván Leguizamón llegó un centro llovido y peligroso que sacaron al córner desde el fondo quemero. San Lorenzo era punzante. Sin embargo, Huracán contestó por la misma ví, la de la pelota parada. El chileno William Alarcón lo tuvo de cabeza aunque no pudo contectar con comodidad.

Con mucho ímpetu y sin tanto fútbol, el Ciclón empezó a soplar con fuerza casi al mismo tiempo que se largó la lluvia en el Bajo Flores. La pelota quieta precía ser la gran protagonista de la tarde. Y así fue: Gastón Campi pezcó un balón perdido en el área y de segunda jugada tras otro córner sacó una mediavuelta letal para el 1-0, exactamente a los 20 minutos de la primera parte.

La lluvia se transformó en un diluvio que le agregó un condimento más al clásico. Huracán intentó reaccionar y el mediocampo se equilibró un poco más con el correr de los minutos.

Nada parecía poner en riesgo el arco de Facundo Altamirano, que era un mero espectador. Hasta que un minuto antes del descanso, el chileno Alarcón fabricó una falta al borde del área (¿fue infracción de Eric Remedi?). El chileno se hizo cargo de ese tiro libre, que clavó en el ángulo. Injusto empate.

La intensidad bajó en el complemento y el partido se enfrió como el sábado gris. Así y todo, el cuadro de Boedo insistió. Un Leguizamón encendido desbordó por la derecha, dio el pase al medio para Alexis Cuello, que tiró la diagonal pero definió mal al primer palo; se le fue afuera.

El juego se hizo engorroso, feo, con la pelota yendo por el aire de un lado al otro. Nahuel Barrios nunca pudo hacerse dueño del equipo en el dueño de casa. Y Fértoli nunca pudo hacer uso de su explosión en la visita. Impresiciones. Yerros. Ninguna llegada.

Frank Darío Kudelka puso a Wanchope Abila y el Pipi metió a Lukaku Herazo. Dos centrodelanteros para tratar de tener mayor peso ofensivo, pero el problema estaba en quién se hacía dueño de la mitad del campo.

El que se lo perdió de nuevo, con una chance aún mejor que la anterior, fue Cuello. Otra vez lo asistió Leguizamón y otra vez Cuello definió mal y la tiró afuera cuando tenía tiempo y libertad para definir al borde del área chica.

Si no fue esa pudo haber sido la siguiente. En la última, ya en tiempo de descuento, un cabezazo de Francisco Perruzzi iba derechito al triunfo, pero un tapadón de Hernán Galíndez le puso un candado al empate.

Por @LanzillottaOk

Mundo Azulgrana

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