Leo Fernández, un cuervo ilustre que triunfa en el póker
Conocé la historia del hincha de San Lorenzo que se destaca en la elite mundial del póker. Sus comienzos y su historia, siempre vinculada con el Ciclón.
Lo de que el fútbol es el deporte rey por excelencia es algo que ya no se discute. Nada levanta más pasiones entre los aficionados al deporte que un clásico futbolero de máxima rivalidad. Acontecimientos como el que se nos viene en Rusia en las próximas fechas son capaces de detener prácticamente el mundo. Mientras tanto, personajes célebres de otros ámbitos de la vida hacen alarde de su amor por los colores de su equipo. Un ejemplo de ello lo encontramos en la estrella de cine Viggo Mortensen que no pierde la ocasión de enviar un guiño a San Lorenzo en cuanto le surge la ocasión.
Talento porteño
Pero no queremos olvidarnos de estrellas de otros deportes con menos tirón mediático como es el póker en el caso del argentino Leo Fernández. Este porteño, nacido el 13 de abril de 1973 en San Telmo y residente en Boedo puede parecer un desconocido para algunos, pero para cualquier argentino que se haya sentado ante una mesa de ajedrez, backgammon o póker, seguro que se trata de una importante referencia.
Leo comenzó su andadura a los 5 años jugando al ajedrez cada noche frente a su padre. Desde un principio ya mostraba sus condiciones para este arte y en poco tiempo ya se desplazaba hasta la sede de San Lorenzo de Almagro para derrotar a todos los amigos que osaban desafiarle. En su adolescencia ya se adivinaba una joven promesa y antes de los 20 años ya era un jugador de élite con el nivel de master de la FIDE (Federación Internacional de Ajedrez).
Mientras su vida giraba alrededor del tablero blanco y negro de las 64 casillas, descubría otra actividad que se ajustaba perfectamente a su talento, el backgammon. En poco tiempo estaba recorriendo el mundo y reuniendo premios en metálico mientras disputaba los mejores torneos y lograba infinidad de títulos. En 1992 ya formaba parte del top ten de los mejores jugadores de backgammon del planeta, convirtiéndose en el mejor jugador de Sudamérica y el más grande en la historia de Argentina.
La hora del póker
Fue un tiempo después cuando Leo se percató de que su talento para los deportes mentales y la habilidad adquirida durante esos años de exigente competición podrían servirle de gran ayuda para afrontar un juego que le apasionaba y donde se mueven grandes cantidades de dinero, el póker. Y fue en 2004 cuando empezó a tomarse en serio esta disciplina deportiva que, a diferencia de lo que algunos piensan, crea campeones a partir del estudio, el entrenamiento y los cálculos matemáticos. Si a todo esto le unimos que a Leo le fascina un aspecto como es el psicológico cuando se trata de detallar el lenguaje no verbal de sus rivales, ganaba muchos enteros a la hora de hacerse un nombre en este mundillo.
Los resultados no tardaron en llegar y poco a poco el argentino fue afianzándose en estas mesas y apareciendo con regularidad en los puestos premiados de los grandes torneos internacionales. La confirmación de su buena trayectoria en el póker llegaría en 2009 en forma de un fichaje que le llevaba a formar parte del prestigioso Team Pro de PokerStars.
A partir de ahí llegarían sus mejores actuaciones. Ese mismo año obtenía su primer premio que llegaba a los 6 dígitos durante el European Poker Tour de Londres, con un 5º puesto en un evento que le proporcionaba 104.000 libras esterlinas (140.000 USD). Ya en 2011 lograría el mayor premio de su carrera en un torneo de póker en vivo al lograr un extraordinario 2º lugar durante el evento High Roller de la PokerStars Caribbean Adventure en Bahamas, por el que se llevaría a casa cerca de 555.000 USD.
En adelante lograría otros triunfos importantes entre los que destaca un título de campeón en Panamá 2012 en el circuito más prestigioso del continente, el Latin American Poker Tour (LAPT).
Casi 15 años después, este hincha de San Lorenzo sigue dando de que hablar en el circuito internacional de póker y demostrando por qué es uno de los mejores jugadores de Sudamérica. Mientras tanto, nunca pierde la pista del club de sus amores.