El Perro que silenció la quema

Pocos momentos felices vivía hace 40 años atrás el Ciclón. El equipo que dirigía el “narigón” Bilardo tenía escasos desempeños destacables y le irregularidad era el factor común. Los cotidianos problemas económicos del club presidido por el nefasto Moisés Annan, terminaron con el silencioso cierre del viejo gasómetro en diciembre. Un mes antes de esa tarde triste San Lorenzo tuvo quizás su mayor alegría del olvidable año al vencer a su eterno rival por 3 a 1.

El Ciclón formó con Walter Corbo; Orlando Ruiz, Hugo Pena, Miguel Gette, Carlos Schamberger; Ricardo Collavini, Claudio Marangoni, Victor Marchetti; Hugo Coscia, Miguel Angel Torres y Mario Rizzi. El partido San Lorenzo lo cocinó bien temprano, ya que antes de los 10m de juego ganaba por 2 a 0.

A los 5m Mario Rizzi con un violento tiro de afuera abrió el marcador y cuanto todavía resonaba el festejo, tres minutos después el “perro” Torres convirtió el segundo al recoger un rebote de Munutti luego de un tiro libre de Coscia. Torres había arribado desde el club San Telmo en 1976, siendo uno de las pocas incorporaciones que solía destacarse en aquellos duros tiempos azulgranas.

El “globo” descontó por un penal a la media hora, pero no tuvo ni tiempo para pensar en el empate. A los 39 el “perro” Torres nuevamente se vistió de héroe con un golazo. Luego de un recibir un pase largo de Rizzi ingresó al área por derecha y gambeteó al golero Munutti, a quien dejó desparramado. Finalmente ante el cierre de dos defensores quemeros tiró de zurda ante el arco desguarnecido para conquistar su segundo gol. En el complemento San Lorenzo cuidó la ventaja ante la impotencia de su rival, para asegurar el festejo.

“No sé que haré. El lunes 12 tengo que darles una respuesta a los directivos de San Lorenzo sobre si me quedo. Si lo hago tengo todo estructurado. Cuando empecé había 40 dirigentes, ahora solo cinco o seis los que pesan; antes había 39 jugadores, ahora me manejo con 23. Y todavía hay que sacar 3 y comprar 2”, afirmaba luego del éxito Carlos Bilardo, que pese a sus palabras no continuó en el cargo.   Su olvidable paso como dt del club solo dejó aquella alegría en ese clásico hace 40 años.