Cuando un Ciclón silenció Portugal

El mejor del mundo. Eso era San Lorenzo en 1947, cuando después de hacerse con el campeonato argentino pasando por encima a los rivales, se fue de gira a Europa y enamoró al viejo continente. Primero fue el turno de España, cuando ni el duro frío del país ibérico frenó al Ciclón, que se llevó una serie de partidos contra los equipos más poderosos (incluso la Selección, por 7 a 5 y 6 a 1) maravillando hasta los periodistas de aquel entonces: "Lo que sucedió a partir del 21 de diciembre hasta finales de enero de 1947 pareció irreal, inenarrable. La prensa diaria y la revistería ampliaron los espacios destinados al fútbol, multiplicandos por varios enteros. El San Lorenzo de Almagro, pese a jugar contra el frío, la nieve y las intensas lluvias de aquel invierno, causó sensación. En La Coruña, las entradas se vendieron como si fueran cuartos kilos de aceite a precio de tasa".

Pero un 2 de febrero de 1947 se completó otro golpe de magia en Lisboa: Luego de vencer al Porto por 9 a 4, le tocó el turno a la selección de Portugal. Blazina; Crespi y Basso; Zubieta, Grecco y Colombo; De La Mata, Farro, Pontoni, Martino y Silva se encargaron de callar a esos que los habían incomodado en la llegada al país lusitano, porque a modo de venganza les propinaron un 10 a 4 que hasta hoy en día se recuerda.

Más allá del resultado, lo que quedó grabado de aquellos once fue el fútbol vistoso, mezclado con fortaleza defensiva y una eficacia increíble del terceto de oro (Farro, Pontoni - le dijo que no al Barcelona para quedarse en San Lorenzo- y Martino), lo que nos convertió en "El Ciclón". Por eso, a 71 años rememoramos el tiempo en el que no había mejor equipo que el cuadro de Boedo, que fue a Lisboa a enamorar y dejarlos en silencio.