Vienen por todo
Jugar contra Boca es algo más que enfrentar a 11 jugadores. Es ir ante el poder de turno, la impunidad y la soberbia. Por eso la gente del Ciclón reaccionó contra el presidente de la Nación en el último clásico.
El 13 de diciembre de 1995 Mauricio Macri ganó la presidencia de Boca Juniors ante la fórmula oficialista Alegre-Heller. Hasta el día de hoy -23 años después- aún sigue mantiendo poder dentro del club xeneize, que se amplió a toda la estructura del fútbol argentino desde que es presidente de la Nación en diciembre de 2015.
Apenas asumió como presidente de Boca Juniors, Macri participó de un sketch en Videomatch, el histórico programa de Marcelo Tinelli, hoy vicepresidente de San Lorenzo de Almagro. En esa escena humorística, donde el famoso siempre era sorprendido en lo que se llamaba "cámara oculta", hasta que los participantes y cómplices le confesaban que se trataba de "una jodita para Tinelli", Macri miró fijo a la cámara y le dejó un mensaje al público: "Desde ahora, no nos ganan nunca más".
Aquellas palabras, durante un contexto de un novato Macri en el mundo del deporte, sonó a una cargada típica de la que se conoce como "folklore del fútbol". Sin embargo, más allá de que San Lorenzo mantiene una importante diferencia de 10 partidos en el historial, lo cierto que es que Boca Juniors se transformó en un club factor de poder. Tanto para que Macri logre el puesto de Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires hasta que ocupe el sillón de Rivadavia.
Pero más allá de su encono contra San Lorenzo, que va más allá de lo futbolístico, la gestión de Cambiemos ha dado muestras de su interés por el fútbol. Por el poder del fútbol, tanto económico, social y cultural. Si antes los medios despotricaban, a veces con razón y otras no, contra el programa de Fútbol Para Todos que sirvió como propaganda del kirchnerismo, Macri también intervino el fútbol agresivamente, incluso con mayor impunidad que sus antecesores del poder.
Un organigrama made in Boca
Fueron reiterados los palos en la rueda que recibió Marcelo Tinelli en su carrera por ser el presidente de la Asociación del Fútbol Argentino. Primero con la impresentable y famosa votación del 38 a 38. Ante las grandes posibilidades del dirigente del Ciclón de asumir en el cargo que Julio Grondona ocupó por más de 30 años, todo el aparato conservador, sustentado por muchos dirigentes del ascenso, impidió que hoy Tinelli sea la máxima autoridad del fútbol argentino. Macri, ganador de las elecciones ante Daniel Scioli, se prestaba a asumir, y tejió su estrategia anti Tinelli.
Para ello llamó a su hombre de confianza, Daniel Angelici, presidente de Boca e hincha de Huracán. El plan era claro: Tinelli No. Su coqueteo con Scioli previo al ballotage en su programa, y la popularidad exitosa del conductor (en Twitter lo triplica en seguidores, algo alarmante para los políticos en lo que todo se reduce a fríos números), con una potencialidad tremenda para seguir escalando en la política deportiva, y por qué no nacional, preocuparon a Macri, quien respaldó a Claudio Tapia, un sindicalista sin éxito alguno en la presidencia del club Barracas Central, pero pariente de Hugo Moyano, otro gremialista que preside Independiente y que en su momento jugó para Mauricio.
Tras algunas idas y vueltas, Tinelli se cansó y pegó el portazo, dejándole libre el camino a los secuaces del gobierno, que no tuvieron pudor alguno. Armaron un gabinete azul y oro: Claudio Tapia (presidente), Daniel Angelici (vicepresidente), Fernando Mitjans (tribunal de disciplina), Horacio Elizondo (árbitros) y Carlos McAllister (secretario de Deportes). Todos hinchas de Boca, club que maneja todos los poderes del fútbol argentino. Algo así como que el propio Gobierno Nacional tenga a cargo el poder Ejecutivo, Judicial y Legislativo, sin importar la independencia entre sí de estos tres poderes.
La impunidad absoluta
Errores arbitrales, que perjudiquen a un equipo hubo, hay y habrá siempre. Les pasa a todos los clubes. Algunos lo sufren más que otros, y generalmente hay casos en donde son más los que se benefician (los casos de Lanús y Boca en estos tiempos). Pero para no hilar fino en este tema, la impunidad pasa por otro lado, dejando al descubierto las miserias del fútbol argentino, ese que luego intentan vender al mundo. Las escuchas telefónicas de Angelici y Mitjans de 2015, donde el ahora presidente de Boca intentó influenciar con su poder la decisión del tribunal de disciplina para que no sancione con vehemencia a un futbolista propio, dan muestras de que el fútbol argentino es una verdadera joda. No hubo una sola sanción ni resolución al respecto. Se le rieron a la gente en la propia cara. Y el circo continuó.
Clubes como Sociedades Anónimas
Es el perfil que pregona el gobierno, el de que las instituciones deportivas dejen de ser Sociedades Civiles sin Fines de Lucro y pasen a ser entidades privadas. Hay un plan desarrollado por el gobierno, en el que intentan imitar a muchas franquicias europeas, donde el poder recidirá en capitales y no en la masa societaria de los clubes. Ante esta iniciativa, en reiteradas ocasiones la dirigencia de San Lorenzo de Almagro, con Matías Lammens y Marcelo Tinelli a la cabeza, se opusieron y hasta votaron en Comisión Directiva la prohibición de pasar al club a manos privadas. Este mensaje del Ciclón al Gobierno no gustó, y todas las dificultades extra deportivas que pueda recibir el club no son casualidad. Más cuando Lammens, muchas veces deseado por el espacio de Cambiemos, se negó a participar en él con vistas hacia un futuro de política nacional.
Sin agrado por la vuelta a Boedo
"San Lorenzo tiene un por ciento de chances de volver a Boedo". Esas fueron las palabras de Mauricio Macri en la visita a un vecino cuervo durante su campaña como aspirante a presidente. Si eso dijo en campaña, donde un candidato busca convencer y contentar a la mayoría, imaginar qué accionar tendrá con todo el poder. Si bien los legisladores de su corriente votaron favorablemente las leyes de reparación y restitución histórica, sus declaraciones han hecho mucho ruido en los hinchas de San Lorenzo.
Aparato mediático a favor del poder
Con ver la editorial que hoy realizó Sebastián Vignolo en su programa de Fox Sports, no hay mucho más para agregar. Limpió la imagen ensuciada de Boca Juniors tras el mal arbitraje de Silvio Trucco, que claramente favoreció al equipo de Guillermo Barros Schellotto.Además de nefasta, la editorial fue totalmente contradictoria en menos de 7 minutos. Un papelón para un profesional de los medios. ¡Hasta Diego Latorre se ofendió! El comentarista dijo que a pesar de haber sido afuera del área, Trucco pudo haber cobrado el penal de Belluschi a Mas. ¡Están subestimando el intelecto del público! Sucede que, salvo algunas excepciones que se han manifestado con un tuit, hay pocas voces que se alzan contra este sistema perverso. Van a lo efímero, a las stories, a lo viral. Porque ya nada se investiga, no se pregunta. Sólo se manifiestan a favor del poder como voceros, dejando la libertad de prensa por la de empresa.
Pero si faltaba más, anoche Carlos Tévez, entrevistado por Toti Pasman, declaró: "Si se metieron con el Presidente de la Nación en un partido de fútbol...estamos todos mal de la cabeza". Sí, el mismo que dijo que Tinelli no podía ser presidente de AFA porque tenía muy puesta la camiseta de San Lorenzo, el mismo que quebró al jugador Ham de Argentinos y le cortó la carrera. El mismo que se jacta de ser el jugador del pueblo y en la Selección Argentina, a la que le cantó: "Se va a la puta que lo parió", fue un rotundo fracaso siempre, pero los medios igual lo siguen pidiendo como si se tratase de Diego Maradona.
Quedó más que claro que jugar ante Boca es más que enfrentar a 11 jugadores de un equipo grande del fútbol argentino. Es enfrentar al poder, a una corporación que no disimula siquiera. Como lo hizo su propio presidente con las escuchas anteriormente mencionadas, o su chicana para Lammens diciéndole que vaya a la Justicia si tiene pruebas, esa Justicia que lo puso en el ojo de Lilita Carrió, la diputada de Cambiemos que calló para mantener la "República" (y su banca) y no enfrentarse al presidente Macri, el principal amigo del actual titular xeneize.
Por esto la gente reaccionó el úlitmo domingo contra el presidente de la Nación. Esto ya generó un precedente ante lo evidente. Ya lo dijo el técnico de River, Marcelo Gallardo: "Hay que tener la guardia alta". Porque vienen por todo.
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