El otro Moyano

Aquel San Lorenzo del torneo 86/87 se sobreponía a todo. A varios meses sin cobrar sueldo, sin canchas para entrenarse, a bañarse con agua mineral y hasta a no concentrarse. Pero el fuego sagrado de ese plantel, que comenzó dirigido por Nito Veiga y que luego tomó “Tito” Carotti no dejaba de producir milagros futbolísticos.

Ese tarde de marzo del 87 San Lorenzo recibió al duro y buen equipo leproso de Martino, Zamora y Dezzotti y con la sensible baja a último momento de Perazzo (el goleador del equipo) que con una molestia debió quedar relegado al banco de suplentes. Para sorpresa general su reemplazo fue un ignoto delantero mendocino arribado de Villa Dálmine y que había jugado escasos minutos ante Español: Oscar César Moyano.

El partido se presentaba incómodo, ya que el Ciclón comenzó perdiendo por un penal que convirtió Theiler (aquel defensor de brevísimo paso para la Copa Libertadores 92) a los 19 minutos para la visita. El infalible Rolando Barrera (ex leproso) con su especialidad en los tiros libres igualó a los 36.

Perazzo disminuido ingresó en el segundo tiempo para buscar la victoria que parecía imposible, en un partido enmarañado. Faltaban escasos minutos y el jugador que menos esperaban todos por su escasa altura concretó un gol de cabeza sorpresivo. El pibe Moyano fue a buscar un rebote elevado y cuando parecía que la pelota la dominaba Scoponi, lo anticipó para conectar limpio a la red. Victoria apretada pero que permitía que luego de 30 fechas jugadas San Lorenzo fuera el puntero sorpresivo. San Lorenzo salió con: Chilavert; Malvárez, Marchi, J.J. Sánchez, Gugnali; Siviski, Giunta (Ricardo F. García), Ortega Sánchez, Madelón; Barrera (Perazzo) y Moyano.

Aquella tarde soñada de Moyano no se prolongó en el tiempo. Actuó luego en 5 partidos más de los 7 finales (4 como titular) y volvió a convertir solo otro gol a Talleres de Córdoba, no continuando luego en el club. Paradójicamente ese San Lorenzo heroico decayó su rendimiento luego de este partido, llegando incluso a no clasificar a la liguilla. El público azulgrana sin embargo agradeció con aplausos y cantos a ese San Lorenzo que dejaba todo por los colores más queridos.