Los cuatro inolvidables goles del Bambino Veira a Boca
En la semana del clásico repasamos aquella tarde del 5 de noviembre de 1967, cuando San Lorenzo apabulló a Boca en el Viejo Gasómetro con un triunfo por 4 a 0, en partido en el que Héctor Veira convirtió todos los tantos en la primera hora de juego. El cotejo no solo se recuerda por aquel record sino por el temprano abandono del estadio de la hinchada boquense.
San Lorenzo y Boca se enfrentaban aquella tarde por la novena fecha del primer torneo Nacional de fútbol, una invención del interventor Valentín Suárez que incorporaba a los mejores equipos provinciales clasificados para jugar con los de primera división. El Ciclón venía de golear al humilde Central Córdoba de Santiago y purgaba la ausencia de Doval, por una injusta sanción disciplinaria en el famoso caso de la “azafata”.
El Ciclón era dirigido por un “desconocido” técnico brasilero, que había arribado un par de meses antes y que haría historia grande al siguiente año con el campeón metropolitano: Elba de Padua Lima “Tim”. Los azulgranas formaron esa tarde con Buticce; Gramari, Calics, Albrecht y Páez; Rendo, Telch, Pedro González; Fischer, Veira y Tojo.
El “Bambino” Veira tuvo una tarde soñada al convertir los cuatros goles del partido a los 5, 12, 32 y 34m. El primero con un exquisito tiro libre de zurda indirecto dentro del área, luego con un violento tiro desde la medialuna, completando la faena con un tanto de cabeza tras un rebote en el palo y empujando un centro atrás para la frutilla final. Pudieron haber sido 5, pero el juez Comesaña le anuló de forma insólita un nuevo tanto al héroe de la tarde. Veira igualaba así el record de Lángara de 1939, como los únicos que convirtieron 4 goles en un clásico y todos en un solo tiempo.
San Lorenzo pudo haber concretado una goleada catastrófica esa tarde pero en la segunda etapa se dedicó a un juego de toqueteo y de olés, ante un rival disminuido ya por las expulsiones de Rojas y Madurga y la lesión de Pianetti. La hinchada boquense decepcionada abandonó el estadio antes de terminar la primera etapa.
Antes del comienzo de aquel partido los dos equipos flamearon una bandera Argentina. El día anterior Racing había derrotado al Celtic ganando el título mundial, una victoria que festejaron entonces no solo los hinchas académicos. Todavía estaba fresca la polémica eliminación argentina en el mundial de Inglaterra y un triunfo ante un británico (aunque fuera de un equipo del que uno no fuera hincha) lo festeja el pueblo. Otra sociedad en otros tiempos de la Argentina.