Salvan un valioso recuerdo de Boedo
Reconstruyeron una escena del Combate de San Lorenzo que adornaba el Salón San Martín que se encontraba en el predio de Avenida La Plata.
Una nueva aventura romántica conmoverá a los cuervos: los muralistas del Grupo Artístico Boedo lograron reconstruir la escena épica del Combate de San Lorenzo en la que el soldado heroico Juan Bautista Cabral llega justo a tiempo para salvarle la vida a José San Martín, una imagen que decoraba las instalaciones del Viejo Gasómetro, había quedado destruida durante la demolición, y ahora renace.
Es el mural número 100 que pintan estos adelantados de la Vuelta a Boedo desde febrero de 2012, cuando decidieron salir a cubrir las paredes grises del barrio con aguafuertes en colores. Está en la entrada al Polideportivo Roberto Pando, bajo la cercanía imaginaria de la tribuna visitante de aquel mítico estadio de madera.
La reproducción de la obra original del pintor Juan Carlos Lamela, que representa el bautismo de fuego del Regimiento de Granaderos a Caballo, el 3 de febrero de 1813, y la única batalla en territorio argentino librada por el “Padre de la Patria”, se logró luego de diez noches de trabajo, mientras allí se jugaba al básquet, al vóley o al futsal.
Las formas de los caballos, la escala mínima de una formación que venía detrás, los rostros de los combatientes en primer plano, fueron logrados gracias a fotos en blanco y negro que acercaron hinchas nostálgicos del Ciclón que jugaron durante décadas en el Salón San Martín, lindero al Gasómetro. Allí estaba el mural de Lamela y ahora está en una pared de espaldas a la calle Mármol y al mural número uno de esta serie, dedicado a la murga y el carnaval.
¿Cómo se obtuvieron los colores del campo de batalla? Gracias a una filmación inédita que, luego de años, mostró el arquitecto Néstor Zakim a los muchachos del Grupo Artístico de Boedo Roberto Arlt. Esa es una de las últimas cintas que existen en colores de momentos antes de la desaparición del estadio de Avenida La Plata. Se ve el pasto de la cancha sin arcos, las tribunas sin todos sus tablones, la pileta con sus leones azules, los últimos trofeos en las vitrinas y el mural, que ahora se reconstruyó.
“Los murales de Boedo son una puerta a otra dimensión, pasadizos líricos que nos muestran que la vida puede y debe ser otra cosa”, dice el escritor Fabián Casas en el libro “Santos Murales. La identidad en las paredes”, sobre el trabajo de estos muralistas, declarado “De interés cultural” por la Legislatura porteña.
Los 100 murales están desparramados por Boedo, Almagro y Parque Chacabuco, geografía del alma azulgrana. Glorias cuervas como Sergio Villar, Héctor Scotta, Roberto Telch y Rodolfo Fischer; momentos históricos como la marcha a Plaza de Mayo que reclamó la restitución del predio original del Gasómetro; y homenajes a Farro, Pontoni y Martino, y al Vasco Lángara, forman parte de esta galería a cielo abierto única. Hay incluso uno que llama a la no violencia, donde un hincha de San Lorenzo se abraza a otro de Huracán, un clásico que se juega en breve.
El jueves, a las 19, se inaugura oficialmente el mural 100, con la posible presencia de Granaderos de verdad. Pronto pintarán el 101 y el 102, con la ilusión de que, antes de llegar al mural 1.000, un nuevo estadio vuelva a estar allí de pie.
Pablo Calvo
Clarín