San Lorenzo, ante un escenario inédito en Copas

Muchos dicen que se necesita un milagro. Otros una hazaña. Algunos hablan de épica. Lo concreto es que lo que San Lorenzo va a buscar a Brasil ante Santos por la revancha de la fase 3 de la Copa Libertadores es algo que nunca antes se le había presentado en competencias internacionales.

Es la primera vez que el Ciclón pierde por diferencia de dos goles como local en una llave mano a mano de Copa extranjera y por consecuencia será nuevo esto de tener que golear fuera de casa para pasar a la siguiente ronda, en este caso la fase de grupos.

El 1-3 del martes pasado en el Nuevo Gasómetro quebró la ilusión de muchos hinchas. Para algunos es irremontable. Pero lo concreto es que se puede siempre y cuando la actuación esté acorde al momento.

Una vez le sucedió que cayó de visitante por 3-0, en la Copa Conmebol de 1993 ante Sportivo Luqueño, y luego logró revertirlo con un 4-1 en la vuelta, que se jugó en Buenos Aires. Lo de la noche de este martes es diferente ya que se trata de definir en el exterior, más precisamente en Brasilia.

¿Cuál son los antecedentes similares? Por más de un gol de diferencia no hay. Pero sí por un tanto. Por caso, en la Conmebol de 93, en la siguiente instancia, cayó 1-0 en Argentina con Peñarol y después ganó 2-1 en Montevideo, pero fue eliminado por penales. Luego hay dos cruces con River. El primero fue por la Libertadores 96: fue superado 2-1 en el Nuevo Gasómetro y empató 1-1 en Núñez. El segundo fue en la Sudamericana 2013: River ganó 1-0 en el Bajo Flores y fue 0-0 en el Monumental. En ninguno de estos casos pasó de ronda.

Lo más parecido a lo de la situación actual ocurrió en el último antecedente. Fue en la Sudamericana 2018, cuando Deportes Temuco le ganó 2-1 en el Gasómetro y luego también lo superó 1-0 en Chile. Sin embargo, la llave se la dieron en el escritorio a San Lorenzo por la mala inclusión de Jonathan Requena (también ofrecido por Defensa y Justicia en su lista de esa misma competición).

Por primera vez en su historia, el cuadro de Boedo se enfrenta al desafío de tener que dar vuelta una llave a todo o nada por más de un gol de diferencia en el plano internacional. ¿Difícil? Sí, muy, pero no imposible.