Los 100 años del Toto Lorenzo

Se cumple nada menos que un siglo del nacimiento de Juan Carlos Lorenzo, quien fuera entrenador en cinco ciclos distintos del Ciclón y con el que obtuvo el bicampeonato en 1972. El “Toto” fue un personaje singular, que a sus cualidades como estratega le sumó la picardía y la cábala. Su recuerdo inolvidable en el club de Boedo.

“En mi corazón San Lorenzo es un sentimiento muy fuerte”, recordaba en uno de sus tantos reportajes Juan Carlos Lorenzo, que quería al Ciclón como su club de la cuna, aunque nunca llegó a vestir la azulgrana. Pero los santos fueron su primera vinculación al fútbol argentino, cuando arribó en 1961 procedente del Mallorca de España, equipo con el cual había obtenido un rápido éxito al saltar dos categorías hasta llegar a la primera división.

 El “Toto” venía con un bagaje de innovaciones tácticas que daban cuenta del fútbol moderno que se jugaba en Europa. Les enseñó a sus hombres a defender, aplicando las persecuciones individuales en el equipo. A jugar sin la pelota, aprovechando los espacios de terrenos que dejaban sus rivales. A Miguel Angel Ruiz primero y luego al chaqueño Carlos Cabrera, los convirtió en “falsos” punteros, con las funciones de marcar en todo el terreno, cumpliendo tareas de ventilador. Lorenzo pretendió incluso que Sanfilippo marcara en alguna ocasión, pero el goleador que para eso estaba no le hizo ningún caso. A  Raúl Páez lo ubicó con acierto como cuevero, ayudando en el medio al talentoso centromedio Guillermo Reynoso.

 Con Lorenzo también llegaron las cábalas, otra de sus grandes obsesiones. Tenía como costumbre hacer salir a los jugadores en formación ordenada del 1 a 11, desde el túnel al centro del campo. Al margen de aquellos detalles, San Lorenzo finalizó subcampeón detrás de Racing y si bien finalizó a 7 puntos del campeón, se consideró altamente positivo el arribo de Lorenzo, que al año siguiente sería tentado rápidamente por la Selección Argentina, dejando el Ciclón para entrenar al Seleccionado en el Mundial de Chile 62.

Lorenzo arribó en un segundo ciclo al club promediando 1965, para levantar a un equipo que venía peleando los últimos puestos. Con su llegada (en un equipo en el que actuaban los “carasucias” Telch, Doval, Areán, Veira y Casa y experimentados como Albrecht y Rendo) se lograron varios triunfos que mejoraron la discreta campaña. Tal vez la victoria más resonante haya sido el triunfo ante Boca en la Bombonera con un inolvidable cabezazo del “loco” Doval. El “toto” se alejó en 1966, nuevamente para tomar las riendas del Seleccionado Argentino que disputó el Mundial de Inglaterra, en el cual fue eliminado en cuartos de final.

En su tercer regreso al club en 1972 Lorenzo alcanzó los mayores halagos y reconocimientos, logrando algo inédito como la obtención de los títulos de campeón en el Metropolitano y en el Nacional. El andar del equipo en el Metro fue arrollador (llegando incluso a vencer a River y a Boca como visitante, por 4 a 0 y 3 a 0, respectivamente), desplegando un fútbol con mucho trabajo táctico que los detractores tildaron de amarrete. San Lorenzo comenzó a ser comparado con una computadora, que todo lo hace a la perfección. Al alejarse en medio de la competencia el “lobo” Fischer, transferido al Botafogo de Brasil, Lorenzo ubicó en ataque al veloz “ratón” Ayala que se convirtió en el goleador del equipo con 14 goles.

Por su parte, Enrique Chazarreta fue la revelación del equipo, con su incansable despliegue. La superioridad de San Lorenzo sobre sus escoltas fue tan abrumadora que se consagró cuando restaban cuatro fechas, merced a 18 victorias, 13 empates y solo 3 derrotas (una sola ocurrida en la segunda rueda). Sanfilippo se despidió de las redes señalando 8 destacados goles, el último ante Boca Jrs, rival con el que siempre se mostró productivo.

En el Torneo Nacional San Lorenzo reafirmó su condición de equipo “matador”, ganando su zona por un punto sobre River, rival a quien justamente venció en la emocionante final jugada en Vélez el 17 de diciembre con victoria 1 a 0 en el suplementario, con el famoso gol del “Lele” Figueroa. San Lorenzo fue campeón invicto y con un porcentaje de puntos record para un campeón: 89,29%.

En su arribo en 1972, Juan Carlos Lorenzo siguió con sus infaltables cábalas en el equipo y otras artimañas.  Los choferes de los micros que llevaban al plantel tenían prohibido pasar por la cancha de Huracán y el “toto” cuando veía a un rengo se cruzaba de vereda. En la final de 1972 le tocó jugar a Villar, ya que Glaría estaba suspendido. Lorenzo estaba obsesionado con “pinino” Más, el rápido puntero de River y lo volvió loco a Villar con contínuas indicaciones. A cada rato le decía “Sapo, mire que es vivo, que busca los penales”. Asi a cada rato, hasta que Villar le dijo que se quedara tranquilo. Y Más fue anulado en aquel partido. El “león” Espósito se encargó de hacer lo propio con el “beto” Alonso.

Lorenzo utilizó un viejo truco para distraer a la prensa en la previa de la final con River. El “toti” Veglio había sido operado de los meniscos y estaba en plena recuperación pero al “toto” se le ocurrió inventar que él iba a jugar. Para que en el vestuario de River se enteraran, lo puso a Veglio en la camilla de los masajes y abrió la puerta del camarín. Los fotógrafos se acercaron y sacaron todo tipo de fotos, las radios hicieron correr la noticia. Lorenzo se acercó a Veglio y le dijo: Bárbaro, ahora deben tener un lío bárbaro en la cabeza!  Psicológicamente el equipo arrancó ganando desde el vestuario.

Lorenzo dirigió a San Lorenzo hasta promediando el año 73, llegando a disputar la semifinal de Copa Libertadores, cuando cayó con Independiente en un reñido partido. Junto a Ayala y Heredia partió luego para dirigir al Atlético de Madrid, donde llegó incluso a ser subcampeón de la Copa de Campeones.

Juan Carlos Lorenzo volvió a San Lorenzo en los dramáticos partidos finales del Metropolitano 81, intentando evitar que el Ciclón perdiera la categoría. Adiestró los últimos 8 partidos, pero a pesar de su envión anímico no pudo lograr el objetivo, sufriendo (a pesar de no ser el responsable de la desastrosa campaña) una gran decepción. Se quedó para armar al equipo que tenía el desafío de afrontar el torneo de Primera B, buscando el rápido regreso a Primera. Entrenó los primeros 18 partidos en canchas abarrotas y con recaudaciones records, pero se alejó para sorpresa general para dirigir a Vélez. Por último regresó para un quinto ciclo en el club en 1985, pero solamente dirigió tres partidos oficiales, alejándose por promesas no cumplidas de los dirigentes en la incorporación de jugadores y por el alejamiento de algunos otros directivos que lo habían traído.

En San Lorenzo totalizó 187 partidos como entrenador, ocupando el segundo lugar detrás del “Bambino” Veira. Su legado permanece imborrable en la memoria de los hinchas de San Lorenzo. Por siempre Toto.

 

 POR LEANDRO D'AMBROSIO

Mundo Azulgrana

@mundoazulgrana

Sitio web y programa de radio dedicado al Club Atlético San Lorenzo de Almagro

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